Deporte y Nostalgia

Miguel Angel Juri: un deportista comprometido con la sociedad

Fue figura del vóleibol catamarqueño en los tiempos dorados de la actividad. Hoy, a los 67 años, recuerda vivencias que excedieron el ámbito deportivo y se extendieron al comercio y la comunidad.
martes, 24 de noviembre de 2020 00:29
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Fue figura del vóleibol catamarqueño en los tiempos dorados de la actividad. Hoy, a los 67 años, recuerda vivencias que excedieron el ámbito deportivo y se extendieron al comercio y la comunidad.

Como sus padres, ambos sirio libaneses, es oriundo de Mutquín, el bello enclave de las alturas de Pomán. Si bien es cierto que allí desarrolló actividades agrícolas relacionadas con la producción del nogal, vivió prácticamente toda la vida en San Fernando del Valle, más precisamente en la esquina de Mota Botello y Ayacucho, donde se afincó la familia Juri en 1956.

Su historia deportiva

Su niñez y juventud la desarrolló en una barriada con mucha historia y apellidos ilustres, especialmente los relacionados con el Atlético Olimpia, la institución basquetbolística que marcó una época en el deporte catamarqueño.

“Por suerte me tocó vivir de cerca las competencias de básquetbol y los grandes equipos de Olimpia, institución de la que soy hincha. Así fue que mi preferencia inicial fue por el baloncesto, pero sería el vóleibol el que marcaría mi derrotero deportivo. De hecho, fui como un precursor de esta actividad en las instalaciones borravinas”, nos dice Miguel Angel.

Sin embargo, la aparición más rutilante de Juri fue en los certámenes intercolegiales, los que a finales de la década del 60 y comienzos del 70 convocaban multitudes. Sobre aquellas experiencias reaparece la nostalgia de nuestro entrevistado.

“Fueron épocas maravillosas en las que todo el estudiantado de Catamarca seguía las distintas competencias que no terminaban con el vóleibol, fútbol o básquetbol, sino que se prolongaban en el intercolegial de teatro o los famosos desfiles de las carrozas. En lo que atañe al vóleibol, había tres equipos fuertes. Ellos eran Colegio Nacional, y las escuelas de Comercio y la Normal de Maestros. Por suerte, integré notables equipo de los dos primeros establecimientos. En Comercio, al que asistí hasta tercer año, teniendo 15 ó 16 años, me tocó conformar el equipo con valores que después serían figuras consagradas. Habló de Juan ‘El Zorro’ Miranda, Daniel Rizo, Miguel de la Orden, Daniel Tapia y José ‘Violín’ Barrionuevo, entre otros”.

“Al año siguiente pasé al Colegio Nacional donde me tocó jugar con René ‘Chileno’ Sierralta, José Carma, Daniel Díaz Martínez, ‘El Mocho” Acuña o “Yoyi” Pérez Díaz. Otro gran equipo de la época, aparte del Nacional y Comercio, era la Normal, donde alineaban valores como Aldao, Mario Slivar, Daniel Díaz o Perezoni”.

“En el balance de aquellas competencias intercolegiales, en verdad no me fue mal. A lo largo de tres temporadas, conseguí el título en dos de ellas. Pero por sobre los éxitos deportivos quedaron amistades imborrables y la satisfacción de haber participado en torneos nacionales de la época. Con la división juvenil tomé parte de los argentinos que se llevaron a cabo en Tucumán, San Juan y Mendoza. La gran mayoría de los jugadores eran los muchachos de Comercio, a los que pude sumarme. Con la selección mayor, en 1975, disputé el nacional que se desarrolló en Santiago del Estero. Allí volví a juntarme con Miranda, de la Orden o Daniel Rizo, a los que habría que sumar a Armando Ferrioli o Ramón ‘Sotillo’ Sotomayor”.

“Como federado me tocó defender los colores de San Martín, aquella institución de calle Esquiú esquina avenida Alem que presidía el señor Toledo, alma mater de la Federación Catamarqueña de Vóleibol. De los compañeros de aquel equipo puedo nombrar al famoso ‘Puyuyo’ Ferreyra, Darío Feruglio, Angel Figueroa o el ‘Chivo’ Lecco. El plato fuerte en primera división era con Sarmiento, donde sobresalían jugadores de experiencia como Carlos Peracca o ‘Nini’ Vega, a los que se agregaron los buenos valores que provenían de la escuela de Comercio. También tomaban parte de la división superior en la década del 70 Defensores del Norte, Montmartre o Unión”.

¿Qué opinas del deporte de Catamarca?

“Dejando de lado la pandemia que ha paralizado todas las actividades, creo firmemente que hay que volver a los clubes de barrio. Que la práctica de cualquier deporte no sea paga, porque hay sectores sociales que no pueden hacerlo. A esos hay que ayudarlos, aunque sea colocando un profesor que trabaje con los jóvenes. Desde lo personal no tuve problemas en colaborar con Olimpia cuando le tocó jugar la Liga Nacional de básquetbol y tenía como dirigentes a Francisco Di Doi y Juan Negui, entre otros”.

¿Y del vóleibol específicamente?

“Catamarca tiene historia con este deporte. No olvidemos que fue subsede del mundial del año 1982 y recientemente, con gran esfuerzo, Ateneo Mariano Moreno estuve participando en la máxima categoría a nivel nacional. La Federación Catamarqueña de Vóleibol tiene que volver a funcionar y, en lo posible, hacer realidad que cada barrio tenga su representante. Me consta del trabajo que realizaron como dirigentes Miguel de la Orden, Raúl Filippín o Betty Maza que, en algún momento, ocupó la presidencia de la Federación. Después de éste año de la crisis sanitaria, hay que reformular una conducción que mantenga viva la llama del vóleibol”

La Unión de Clubes Colegiales

¿Cumpliste tareas directrices siendo estudiante?

“A la par de las prácticas deportivas me tocó ser presidente de la Unión de Clubes Colegiales, puesto desde el cual cumplimos numerosos objetivos. Por empezar, democratizar la población estudiantil. Visitamos las quince escuelas del Valle Central, hablamos con sus rectores y concientizamos sobre la necesidad de crear dirigentes. De esta manera, dos alumnos por curso formaban el Club Colegial de cada establecimiento, el que a su vez designaba los representantes para la Unión de Clubes Colegiales que me tocó presidir. Recuerdo que compartí funciones con Gustavo ‘El Gallo’ Jalile, Vilma Molina, Ramón ‘Tata’ Ovejero o ‘Palillo’ Moraga. Cuando salió reina de los estudiantes Teresita de Marchi, la Unión de Clubes la acompañó a la elección de la reina en Jujuy o al Festival del Maíz, en Chaco, donde resultó princesa primera. También conseguimos realizar en 1973 el baile de los egresados de todas las escuelas en forma conjunta. Lo programamos en el Club Sportivo Villa Cubas. Fue una noche de lluvia y vientos huracanados que nos obligó a cambiar de escenario sobre la marcha. El baile terminó en la Escuela Industrial, hasta donde se trasladó todo el servicio de bebidas y comida que había preparado Franco Colla para Villa Cubas”.

¿También militaron por la creación de la Universidad de Catamarca?

“Fue en el año 1972. Bajo mi presidencia la Unión de Clubes Colegiales convocó a una sentada en la plaza principal, frente a la Casa de Gobierno. Allí esperamos al presidente de la Nación, Alejandro Agustín Lanusse, que visitaba Catamarca. Le pedimos por la creación de la UNCa. y aquel hombre nos prometió la firma del decreto que se firmó al poco tiempo”.

¿Qué otros logros conseguiste como dirigente?

“Fueron varios. Por encima de ellos conseguimos instalar derechos para los estudiantes y que éstos tomaran conciencia de sus obligaciones. Aparte de la asistencia a clases, bregamos para que se cumpliera una actividad de extensión por la tarde o en contra turno. Por ejemplo, durante mi paso en el Colegio Nacional, trabajábamos en acondicionar la sala de recreación, cuidar los pisos y arreglar los muebles. Estoy hablando de un establecimiento del que salieron el 80% de los profesionales de Catamarca. El sentido de pertenencia era fuerte. Nos hacían querer al Colegio y a defender a sus autoridades. Cierta vez que querían desplazar al rector, el profesor Manuel Dalmaida, lo salimos a defenderlo hasta de la Policía que se había apostado frente al Colegio”.

Trabajo y actividad comercial

A la par del deporte, Miguel Juri desarrolló actividades laborales y comerciales. ¿Cómo fueron?

“Trabajé desde muy joven. Primero en la producción de la nuez, la que debía durar para todo el año. Es que aparte de mis progenitores, éramos cinco hermanos. Estudié Ciencias Económicas hasta tercer año, lo cual era un sueño de mi padre, que falleció cuando yo tenía 18 años. El conocimiento me sirvió para desarrollar nada menos que 22 años de actividad laboral en la Alpargatas. Participé de su fundación, desde que se produjeron los movimientos de tierra. Entre las primeras 10 personas que arrancaron con la fábrica estoy yo. Ocho de ellas eran foráneas y las dos restantes hicimos un curso de nueve meses en Buenos Aires, el que me permitió ser el encargado de finanzas de semejante proyecto”.

¿Cómo surgió tu emprendimiento panaderil de estos tiempos?

“A partir de 1993, en paralelo a mis tareas en Alpargatas que empezaba a desvanecer y a despedir gente, me dediqué a la compra y venta de pan. Cinco años más tarde compré algunas maquinarias que las tenía en el domicilio de Mota Botello y Ayacucho. No sabía si alquilar el local, como que estuve en conversaciones con Néstor Sinches, pero no nos pusimos de acuerdo. Ello abrió el camino a la compra y venta de pan e inauguré el emprendimiento “Mathius” (en homenaje a su único hijo, Matías) en 2012. Dos años más tarde, en Salta 828, abrimos las puertas de la sucursal”.

¿Una última reflexión sobre la política?

“Me gusta y me importa. En el año 2015 fui candidato a concejal y lo hice porque me siento una persona comprometida con la sociedad”.

Redacción y producción: Rafael Andrés Bruno y Eduardo Molas.

Ficha personal

Edad: 67 años.

Fecha de nacimiento: 25 de agosto de 1953.

Padres: Pedro Juan Juri, agricultor, y Pastora Perea. Ambos sirio- libaneses, provenientes de la República del Líbano.

Hermanos: Todas mujeres, cuatro en total. Zulema, Mirtha, Dora (f) e Imelda.

Esposa: Natalia Carrizo, medica endocrinóloga, hija del exfutbolista y reconocido economista, Agustín Carrizo.

Hijo: Matías Leandro.

Profesión: comerciante y agricultor. Aparte de la producción del nogal mutquinense, en algún momento trabajé 15 hectáreas de algodón y maíz en Santa Cruz (Valle Viejo).

En básquetbol hincha de quién: Atlético Olimpia.

En el fútbol profesional: San Lorenzo de Almagro.

En el fútbol local: Atlético Policial.

Figuras del vóleibol que hayas valorado: Juan “Zorro” Miranda, Miguel de la Orden, Daniel Tapia y el “Chivo” Lecco.

Comida preferida: pastas en general.

Una anécdota de los tiempos de estudiante: tiene que ver con un querido compañero, “Coco” Di Giacomo. Tenía que rendir Química frente a un tribunal que presidía la profesora Salotti de Figueroa. Llevó un revolver e hizo una advertencia: “me aprueban o me mato, o las mato”. ¡Cómo no iba a aprobar!

EPÍGRAFES

Equipo del Colegio Nacional, campeón intercolegial del año 1971. Parados: Delgado, Pons, Raúl Filippín, “Japonés” Silva. Hincados: Miguel Juri, “Cacho” Segura, Jorge Factor y Cobacho.

Otro equipo del “Nacional” que participó de los Intercolegiales 70. Parados: Quiroga, “Pepe” Sanagua, José Carlos Barros, Miguel Juri, “Mocho” Acuña, “Padre” Díaz Martínez, Carlos Chaya, Argañaraz,  “Japonés” Silva, José Carma y Ferreyra.

Miguel Juri en el Congreso Nacional de la Cámara de Empresarios Panaderos del que forma parte. Fue en la provincia de Mendoza.

“Mathius” Panificadora. El bar-panadería que Miguel Juri posee en pleno barrio de Olimpia.

 

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