Mundialmente famoso antes de que existieran las redes sociales, internet y los medios de comunicación global, Diego Armando Maradona tuvo una vida intensa marcada por el reconocimiento público en los cinco continentes.

Fue recibido por decenas de jefes de Estado, figuras políticas, militares, religiosas y líderes de América, Asia, Africa, Europa y Oceanía.

Grandes artistas y deportistas de todas las discilplinas buscaban conocerlo, y le resultaba difícil circular por la calle en cualquier país que visitara.

Debutó en primera división con apenas 15 años, pero mucho antes ya era conocido en el ambiente deportivo y había aparecido desde niño en programas de televisión.

Cuando se consagró campeón mundial en México, se transformó en ídolo intocable para la mayoría de los argentinos.

La fama lo acompañó durante cinco décadas, y convivió con una presión permanente durante casi toda su vida.

En los últimos meses, a partir de su regreso a la Argentina luego de trabajar como director técnico en Dubai y México, protagonizó acontecimientos sin precedentes en el fútbol nacional.

Como entrenador de Gimnasia y Esgrima La Plata, recibió homenajes en casi todos los estadios que visitó, donde las hinchadas rivales le expresaban su afecto.