Deporte y Nostalgia

La vigencia del CATAmarqueño, un triunfador en BOCA de todos

martes, 10 de marzo de 2020 01:00
martes, 10 de marzo de 2020 01:00

“La gran lección de los deportistas de élite es que desafían los límites todos los días, pero no hay que llegar hasta el alto rendimiento para encontrar los mejores ejemplos. Al revés, los casos de superación más emocionantes son los protagonizados por aquellos que desafían los límites porque la vida no les permitió el privilegio de disfrutar de las mismas condiciones”.

Jorge Valdano, del libro “Los poderes del líder”.

Que esta sencilla y respetuosa referencia de un grande como Valdano sirva para resaltar la inmensa y dilatada trayectoria de un exitoso futbolista al que nadie, ni el inexorable paso del tiempo, le quita su condición de verdadero embajador del deporte catamarqueño.

Daniel Alberto “El Cata” Díaz –a él nos referimos- nació el 13 de julio de 1979 en esta Capital y fue integrante de una reconocida familia en la que también hubo otros notables del fútbol. Como su padre, Juan Carlos “Quillo” Díaz, o su tío, Pedro “Perico” Díaz, quienes brillaron con capacidad y jerarquía en décadas pasadas, siendo reconocidos como referentes de la zaga central de la Asociación Juventud Unida de Santa Rosa, cuyos colores supo vestir “El Cata” en sus años juveniles, antes que emigrara al fútbol grande de la Argentina y el mundo.

Infancia y juventud                                        

Quiso el destino que su tío –“Perico”- se consagrara campeón con la “Yuve” el mismo año de su nacimiento y que en el hogar de la avenida Virgen del Valle se respirara fútbol. Daniel Alberto, junto a su hermano Juan Carlos “Fito” Díaz, fueron la prolongación de aquel tío y de su propio padre, “Quillo”, un caballero del fútbol que lució por largos años jugando en primera división.

Pocos conocen la historia previa del “Cata” Díaz, antes que saltara al fútbol profesional.

Su infancia transcurrió como pupilo del Hogar Escuela “Fray Mamerto Esquiú”, donde completó el ciclo primario. La secundaria la llevó a cabo en la escuela N° 28 “Clorinda Orellana Herrera”, cerca de su casa, en el barrio 150 Viviendas, casi pegado al Hospital “San Juan Bautista”.

De niño, el potrero “divino” lo cobija y allí recibe los sabios consejos de sus primeros maestros: Luis “Negro” Soria, Misael “Cucha” López y “Tofa” Agüero.

A los 18 años, cuando transcurría 1997, recibe la propuesta de Rosario Central y parte, junto a su hermano Juan Carlos, en busca del horizonte que lo iba a proyectar hasta niveles inalcanzables para miles y miles de pibes de todo el país que, año a año, se van a probar en los clubes de la AFA.

De esta manera, con todos los sueños a cuesta, “El Cata” y “Fito” integran la vieja escuela que conducía don Angel Tulio Zoff, acompañado de Edgardo “El Patón” Bauza, dos legendarios maestros de la academia “canalla” del Gran Rosario. Ellos dos se encargarían de canalizar y capacitar a los hermanos Díaz, que tenían las condiciones futbolísticas que requiere la competencia profesional.

El debut de Daniel Alberto, cabe destacarlo, se produjo en un partido internacional, por la Copa Conmebol, en el año 1999. Después se afianzó en el equipo superior, en el cual jugó durante cuatro temporadas, antes de emigrar a México para incorporarse al poderoso Cruz Azul.

De recuerdos y algo más

Quien escribe esta nota, vale aclararlo, tuvo la inmensa fortuna de compartir con el padre del “Cata” Díaz muchas cosas. No solo el barrio, el colegio o el servicio militar obligatorio en la provincia de La Rioja, sino también el fútbol, como que ambos jugaron en el Alas Argentinas de Chamical. También tuvo relación con su tío, “Perico”, al que dirigió como director técnico del “divino” durante dos temporadas.

A propósito de Pedro “Perico” Díaz, nos entrega en esta nota la opinión sobre sus sobrinos. “Creo que Daniel y Fito nacieron para triunfar. De pibes ya mostraban carácter y personalidad. No sé si fue el sueño de ellos, pero creo que inconscientemente fue el sueño de todos, especialmente en la familia. El sueño de verlos crecer, jugar y llegar hasta donde lograron el máximo rendimiento en el futbol nacional y, en el caso de Daniel, en las grandes ligas del mundo”, nos dice con sincera emoción y nos agrega “no tengo más que reconocer el orgullo que siento por haber sido parte de este deporte que trascendió el seno de nuestra familia como una bendición que recordaré para toda la vida”.

Muchos jóvenes catamarqueños tuvieron la ilusión de llegar a jugar en los grandes equipos de la Argentina. Muy pocos lo lograron. Tal vez sea bueno destacar las trayectorias de comprovincianos como “Chicho” Gerónimo, un arquero que brilló en Gimnasia de La Plata y Platense a fines de los 50, al igual que Guillermo “El Pucho” Reynoso, que llegó a ser capitán del San Lorenzo de Almagro campeón 1959 y participantes de la primera Copa Libertadores de América, aparte de haber vestido la casaca nacional.

En un escalón más abajo podría ubicarse a Ramón “Chichilo” Naranjo, Raúl “El Matador” Herrera, Raúl “El Rata” Gordillo, Víctor “Gordo” Jalil o Ramón Angel “El Negro” Aguirre, todos grandes jugadores que nacieron en los potreros catamarqueños pero, sin dudas, ninguno llegó a las alturas que alcanzó Daniel “El Cata” Díaz.

Para afirmar tal cosa, simplemente, nos apoyamos en su campaña. De figura estelar de Rosario Central pasó al Cruz Azul de México, desde donde volvió para incorporarse a Colón de Santa Fe por expreso pedido de Alfio Basile. Allí se produjo el gran salto a Boca Juniors y la selección argentina. En ambos casos lució el brazalete de capitán y degustó de los títulos que habrán soñado tantos pibes. Pero su carrera siguió en Europa. Llegó al Getafe y desde allí pasó al Atlético Madrid del “Cholo” Simeone, desde donde volvió a Boca Juniors. Una nueva oferta lo devolvió al viejo continente para jugar en el Getafe y su último paso por Madrid fue en el Fuenlabrada, de la segunda división española.

A los 40 años, que cumplió en julio pasado, se calzó la camiseta verdinegra de Nueva Chicago, “el Torito” de Mataderos, donde terminó recientemente su extraordinaria carrera como futbolista.

Las circunstancias y el destino, además, determinaron que continúe en el fútbol, no ya como jugador, sino como preparador de las divisiones inferiores de Boca.

El “flaco” Menotti solía decir que no hace falta ir al deporte profesional porque el mundo está lleno de héroes anónimos que son un ejemplo silencioso y que saben que el éxito nunca es el final del camino, sino un feliz escalón hacia la siguiente conquista. ¡Si lo sabrá el “Cata” Díaz!

Angel Orlando Arréguez

LE N° 7.795.735

Daniel Alberto,

tu grato nombre

Juan Carlos Díaz fue el padre del “Cata” Díaz. Tuvo una larga trayectoria como futbolista y, casualmente, brilló en el puesto que triunfaría su hijo. Claro, era cuevero, o número 6. Por más de 10 años fue titular indiscutido de Juventud Unida, jugando al lado de Eduardo Luis Bazán, “Negro” Carrizo, Oscar Gómez, Luis Espilocín, Osvaldo Molas, Edgardo Castillo, “Flaco” Tula, “Coco” Quinteros y Tito Mercado, entre otros.

Le decían “Quillo” y era hincha fanático de River Plate, aparte de admirador de Pasarella, el gran capitán de la selección argentina campeona del mundo en 1978 y multicampeón con la banda roja cruzada sobre el pecho.

Pasarella, como se sabe, se llamaba Daniel Alberto y “Quillo” Díaz, en su homenaje, le puso el mismo nombre al hijo que iba a triunfar en el fútbol del mundo. Lo que jamás imaginó ni pudo ver –murió cuando su hijo era bebé- es que Daniel Alberto “El Cata” Díaz iba a mostrarse en el momento más resonante de su carrera con la camiseta de Boca Juniors.

EPÍGRAFES

El autor de la nota, Orlando Arréguez, junto a Pedro “Perico” Díaz, el tío y casi hacedor de su sobrino.

Gran capitán de Boca Juniors en épocas de gloria para “la azul y oro”.

“El Cata” con la camiseta del Atlético de Madrid y la dirección técnica del “Cholo” Simeone.

El Cruz Azul de México, “la máquina cementera”, fue el primer destino internacional del catamarqueño.

Por varios años, “El Cata” fue puntal indiscutido de la selección nacional.

Estrellas de Boca Juniors. Sonrientes Daniel Díaz y Juan Román Riquelme.

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