Edwin Cardona, Sebastián Villa y Carlos Zambrano son, hoy, la foto del escándalo. Los tres fueron corridos del equipo titular por un acto de indisciplina catalogado como “intoxicación” y recién aparecieron ante la emergencia de un partido que debió haberle dado a Boca el pasaje a la próxima Copa Libertadores pero que aún continúa en suspenso, con o sin ellos. 
La realidad es que son absolutamente culpables de su conducta, impropia de un profesional 24 horas. Eso sí: no son los únicos. Todo Boca está intoxicado.

Así de descompuesto, de intoxicado, está Boca hoy. Gobernado desde las urgencias y con un futuro incierto, subiendo y bajando pibes que maman el anti ejemplo, con un técnico cuestionado desde arriba y desde abajo que no tiene el control del vestuario y al que probablemente ni el título en la Copa Argentina le asegure continuidad.
Con un plantel en el que no todos tiran parejo y que muestra su descontento con los irresponsables y con los responsables que los avalan.