Deporte y Nostalgia

Luis Lecco: “el deporte me llenó de alegrías, amigos y recuerdos”

martes, 30 de marzo de 2021 01:43
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Esta historia comienza en 1940. Hace tiempo. Fue el año del nacimiento de Luis Alberto “Chivo” Lecco, referente del vóleibol local.

Hoy, a sus 80, nos abre las puertas de su casa y nos permite adentrarnos en su rica trayectoria. No solo como atleta completo, sino también como dirigente deportivo.

De “changuito” se recuerda inquieto y competitivo. Su padre le construyó un autito de F1, replica de la Ferrari de Fangio, que él tiraba con una piola y corría imaginando maniobras del campeón. Pasaba los días con sus amigos en la plaza. Eran interminables partidas jugando a las bolitas y juegos de antaño.

“Hermosa época, le robaba a la vieja las medias para armar pelotas de trapo y pateábamos de lo lindo. ¡Las hacíamos nosotros! Jugábamos mucho”, nos dice.

Los contactos con el deporte                                                               

También recuerda la canchita de Colegiales, frente a Vialidad Nacional, en calle San Martín, entre 25 de Mayo y 9 de Julio, donde pasaban horas divirtiéndose. A la edad de 8 años era asiduo concurrente a los partidos de fútbol del club Sarmiento y se metía a la cancha con los jugadores, alcanzaba pelotas, les llevaba los botines. Todo ese contacto con el deporte y sus protagonistas lo apasionaba.

En 1952, con solo 12 años, tomó la iniciativa de participar de los “Campeonatos Infantiles Evita de Fútbol”, junto a sus compañeros del barrio. Cuando estuvo frente a quienes hacían la inscripción, no dudó al decirle el nombre del equipo: “Juan Domingo Perón, les dije que se llamaba. Me miraron sorprendidos y nos dieron de todo: pantaloncitos, remeras, medias y botines. Una jugada que salió bien ya que muchos de nosotros no teníamos toda la indumentaria para jugar”. A temprana edad ya demostraba liderazgo y capacidad organizativa, cualidades que más adelante aplicaría como dirigente.

En la escuela primaria, se destacaba por su ductilidad en todo tipo de deportes. Le gustaba mucho el atletismo y nos cuenta: “de chico corría carreras de 100 metros, salto en largo, salto en alto y carrera con vallas. Practicábamos en la cancha de la Liga Catamarqueña. También natación en las piletas de San Isidro”.

A los 14 años, pegó el estirón y llegó al 1,92 metro. De esa manera se fue acercando a disciplinas como el básquetbol y el vóleibol.

“Defensores del Baldío”

En la calle Perú, en el centro capitalino, se fundó con sacrificio y cariño el recordado club “Defensores del Baldío”. La institución se solventaba con aportes de vecinos y amigos. Con ese equipo fue campeón de vóleibol enfrentando a clubes de la época como San Martín, Montmartre, Defensores de Tablada, San Rafael, Estudiantes, que contaban con jugadores de la talla de Omar Paroli, “El Pibe” Barrionuevo, un extraordinario armador, o “Patancho” Veron, entre otros. El “Chivo” recuerda con nostalgia: “Era un baldío, de ahí el nombre. La cancha era de tierra, si te caías te raspabas con las piedras, pero igual pasábamos horas entrenando. La camiseta era a rombos negros y rojos”.

Otro momento crucial de su vida ocurrió a sus 18. Cursando el secundario, en la escuela de Comercio, le llegó la posibilidad de presentarse a concurso para trabajar en la Justicia. Consiguió el puesto y tuvo que cambiar al turno noche para obtener finalmente, a los 20 años, el título de Perito Mercantil.

Época de mucho esfuerzo. Trabajando de día y estudiando también. En sus palabras, se refleja esa vivencia: “fueron años de sacrificio, pero valieron la pena. Ya estaba de novio con Dora, en 1960 terminé los estudios y me casé. Mi profesor de educación física, Marchetti, me impulsaba a no dejar de practicar vóleibol. Algo que valoré con el pasar del tiempo”.

Con buenos rendimientos y sumando experiencia en “Defensores del Baldío”, se le viene a la mente el nombre de un gran entrenador de la época, “Piliyo” Segura, que además de dirigir al equipo era el presidente de la institución: “fue un gran DT, estaba en todas y nos ayudaba”.

La hora de San Martín

Su carrera siguió hasta defender los colores de San Martín, donde cosechó logros individuales y títulos que captaron la atención del público. Como dato de color y mientras esboza una gran sonrisa, recuerda que luego de jugar era el momento de bromear y relajarse: “nos juntábamos en un bar, los post partido. Las reuniones de camaradería eran normales. Íbamos a festejar, por supuesto con algún brebaje, en la calle Esquiú y Vicario Segura. El propietario era “Chichi” Sosa, muy buen anfitrión. Lo hacíamos con la ropita puesta del partido y la pelota a festejar los triunfos”.

Con sólidas actuaciones, le llegó la convocatoria a la selección provincial. Su altura, más la combinación de fuerza y despliegue, fueron claves en su rendimiento. Recorrió el país representando a Catamarca. Entre sus recuerdos, destaca un cuadrangular en Córdoba, en 1966, en el cual participaba el equipo local, Buenos Aires y Santa Fe. Lecco se caracterizaba por sus fuertes remates cercanos a la red que eran puntos seguros en momentos decisivos, sumado a su gran bloqueo. Ese torneo lo tuvo como figura junto a otros compañeros: “con “Puyuyo” Ferreyra y Oscar “Santiagueño” Vera jugábamos de memoria. “Nini” Vega era otro jugador de mucho talento. Me daban pases increíbles para poder rematar, tenían ojos en la espalda. En ese torneo nos salieron todas y volvimos con el trofeo”.

Su periplo como representante de la selección le permitió conocer Jujuy, Mendoza, Tucumán, Salta y ciudades como Tandil, Rosario y muchas más. Por el año 1970 fueron los últimos viajes como jugador.

Como anécdota graciosa relata una de sus participaciones en un torneo de 1970, en la ciudad de Rosario: “viajamos de apuro y fuimos con la comitiva incompleta. ¡Al llegar la hora de jugar, anotamos como entrenador al chofer del micro! Algo que no me lo olvido más, jugamos sin DT. Se hacía lo que se podía”, recuerda entre carcajadas.

El dirigente

Por esos años, como máximo exponente de la dirigencia del Vóleibol estaba Carlos Peraca, quien al ver los dotes de liderazgo en Lecco, lo convocó. Ya retirado como jugador, desempeñó funciones y se destacó en el cargo de entrenador del equipo femenino de Cadetes, escuadra que dirigió en el 3° Campeonato Argentino que se llevó a cabo en San Juan, en 1976, con Mónica Ruiz como figura relevante.

Dueño de un alma inquieta, su otro pasatiempo fue el básquetbol. Debido a su gran porte le era fácil y entretenido practicarlo con amigos: “nos juntábamos en canchas de Vélez o Montmartre una vez a la semana. Jugábamos para divertirnos. Ya tenía 45 años, pero igual me las arreglaba, siempre estaban changos como Rene Sierralta o Hugo Andrada”. Este ejemplo de vitalidad y vida sana fue una constante para su hijo Daniel Alberto, que de chico se interesó por el básquetbol.  Esto llevo al “Chivo” a seguirlo y apoyarlo. Así fue que empezó a intervenir en la dirigencia del básquetbol, primero en Red Star, donde jugaba su hijo, desempeñando funciones como delegado, secretario y tesorero de la institución y después en Vélez. El presidente de la Federación era Omar Leloutre, que no dudó en sumarlo para que contribuya con su experiencia y capacidad para mejorar la organización. De esta manera, volvió a las rutas participando en campeonatos juveniles y de mayores. Formó parte de las delegaciones recorriendo nuevamente gran parte del país, pero desde otro lugar. Confiesa: “En ese momento no había mucha ayuda del gobierno para organizar los viajes, muchas veces les cocinábamos nosotros a los jugadores. En ese sentido, Leloutre sacaba la situación adelante con la ayuda de la comitiva”.

Aficionado al deporte, se declara hincha fanático de River Plate: “¡Qué equipo!”.

También mira por TV la NBA, ahora siguiendo los pasos de Facundo Campazzo y antes los de Emanuel Ginóbili. Como anécdota, recuerda ir de espectador hasta Córdoba, en el año 1994, y ver en vivo a la leyenda del básquetbol mundial, “Magic” Johnson: “impresionante verlo jugar, se divertía y tenía una calidad única. Jugó contra Milanesio, Osella, el “Loco” Montenegro y un joven Fabricio Oberto. Una experiencia inolvidable”.

Ante la clásica pregunta que “Deporte y Nostalgia” plantea sobre qué significa el deporte en su vida, sin titubear responde: “Una pasión, me gustaba mucho, me hacía bien. Me llenó de alegrías, amigos y recuerdos imborrables”.

Esta es la historia del “Chivo” Lecco, un gigante de verdad. Impacta su altura y vitalidad a sus 80 jóvenes años. Después de atravesar como asintomático el covid-19, se encuentra muy bien de salud, es un canto a la vida escuchar sus palabras, historias y enseñanzas. Disfrutando de sus 6 nietos y 4 bisnietos, pasa los días como un súper abuelo. Nos regaló esta gran aventura de recuerdos y logros que solo son el reflejo de una actitud positiva, de un mensaje de superación apoyado en el deporte. Sin dudas, un referente del vóleibol que supo ganarse el reconocimiento de sus pares y el cariño de todos: “Chivo” Lecco, ¡un gigante!.

Redacción: Fernando González Bravo.

Producción: Rafael Andrés Bruno.

FICHA PERSONAL

Nombres y apellido: Luis Alberto Lecco.

Apodo: “Chivo”.

Padres: Luis Lecco y Teresa Oldano.

Hermanos: Elsiria Margarita, Victorio, Julio César y Yolanda Teresa.

Esposa: Dora Stella Rodríguez.

Hijos: Susana Stella y Daniel Alberto.

Nietos: Martín, Melisa, Belén, Facundo, Lourdes y Milagros.

Bisnietos: Ernestina, Mateo, María Paz e Ismael.

Profesión: Oficial de Justicia.

Hincha en el fútbol: River.

Hincha a nivel local: Red Star.

Jugadores de vóleibol destacados: “Puyuyo” Ferreyra y Oscar Vera.

Jugadores nacionales destacados: “Tapón” Ballesteros, Hugo Conte y Javier Webber.

Comida preferida: asado, pastas y milanesas.

Luis Lecco.

Lecco con la selección de Catamarca en el Argentino 1970. Parados: Luis Lecco, René Sierralta, Daniel Rizzo, Oscar Vera, Cuesta Herrera y “Puyuyo” Ferreyra. Hincados: José Hugo Barrionuevo, Armando Ferrioli, Miguel de la Orden, Darío Feruglio y Damián Motino.

“Defensores del Baldío” en 1962 –fundado en el 60-, animador de los torneos locales de vóleibol. Allí están Lecco, Oscar “Santiagueño” Vera, Oscar “Chiquito” Rivera, Galván, “Bochinche” Segura y “El Pibe” Barrionuevo.

Campeonato Argentino de Vóleibol femenino. Año 1976, en San Juan. Mónica Ruiz era la gran figura y Lecco el DT.

Con los amigos del básquetbol en Montmartre. De izq. a der: Hugo Andrada, Marino Rojo, “Chileno” Sierralta, Juan Aguilar, Facundo Zapata y Luis Lecco.

Argentino de Vóleibol en Tandil, año 1968. Esto fue durante el desfile. Encabeza el “Changuito” Silva. Detrás el “Chivo” Lecco, marcando presencia con su altura.

Selección catamarqueña de vóleibol. Año 1970, en Rosario. Parados: Luis Lecco, Angel Figueroa, “Niní” Vega, Cuesta Herrera, Darío Feruglio y el técnico (era el chofer del colectivo). Hincados: “Mingo” Martínez, “Negro” Herrera, “Changuito” Silva y “Puyuyo” Ferreyra.

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