Deporte y Nostalgia

José Antonio “Papi” Castillo: “el deporte fue todo para mi”

martes, 27 de abril de 2021 00:00

¡Prrrrrrrrrrrrrrr……! Suena el pitazo inicial en una nueva historia de “Deporte y Nostalgia”. Hoy nuestro protagonista es uno de los partícipes necesarios para que en una cancha y, de manera profesional, se pueda brindar un espectáculo con todas las letras. El punto de vista y opinión de una figura emblemática dentro de su disciplina. La historia del árbitro con más larga trayectoria dentro del referato local. Con ustedes, José “Papi” Castillo.

Deportista al por mayor                                                                                                         

                Como en todo partido, los primeros minutos son fundamentales. José Antonio Castillo, desde su infancia, estuvo ligado al deporte. De muy chico se interesó por practicarlo y a los 7 años ya formaba parte como basquetbolista de las filas del Club Deportivo Juventud. Primero jugó en Infantiles, luego Cadetes y Juveniles, hasta llegar a la Primera con sólo 17 años. Sus recuerdos ligados a la pelota naranja se remontan al comienzo: “Era muy ágil y en los entretiempos de los partidos entraba frente a todo el público para realizar malabarismos, destrezas, algunos ‘lujos’.  La gente me aplaudía, era muy lindo ese reconocimiento”.

En paralelo, también jugaba al fútbol y entrenaba atletismo. El deporte siempre estaba presente. A los 18 años, siendo parte estable del equipo de básquetbol, se vio en una encrucijada. La Federación local pasaba por un momento de reestructuración y el arbitraje era un punto importante. Sólo contaba con dos representantes: Manuel Villagra y Víctor Jamardo. El nuevo presidente, Omar Leloutre, decidió que cada institución enviara a dos jugadores de su equipo a participar del curso de arbitraje, para asegurar la realización del fixture de manera regular. Al frente del Club Juventud estaba “Tito” Adén, que reunió a todo el plantel y les transmitió el mensaje. Castillo, a pesar de su juventud, se tomó muy enserio esta propuesta y levantó la mano sin dudarlo. Su compañero, Raúl “Pato” Zurita, fue el otro. Algunos de los participantes fueron el “Cholo” Robledo que era abuelo de un jugador, Ángel Salguero (Red Star), Hugo Gómez (Vélez), Arnaldo del Pino (Montmartre) y el “Negro” Gómez (Hindu), entre otros.

                Estamos promediando el cuarto de hora. El juego fluye y las reglas parecen claras, pero ¿cómo hacer a temprana edad para dedicarse únicamente a dirigir partidos? Imposible. Paralelamente al curso de árbitro que realizaba, se metió de lleno al atletismo para correr maratones. Bajo la supervisión de Luis Arias, un referente de la época, en su primer año, quedó rankeado en tercer lugar de la provincia. En una anécdota agridulce recuerda: “Corriendo la maratón del diario La Unión en el año 68, venía primero. Atrás mío estaban Tomás Tula, Félix Ramos y Antonio Tula. Llegando a la calle San Martín me chocó una bicicleta de manera intencional y perdí la posición. Más adelante en la calle Salta una moto me pisó el talón desde atrás, me caí y me lastimé. Pero ensangrentado seguí corriendo, finalicé en cuarto lugar y Félix Ramos se consagró ganador. Me robaron la carrera de mala manera, era changuito”. Otra competencia relevante de esa época era la que organizaba la radio LW7 en la cual salió tercero. En 1969, por necesidad laboral se mudó a Buenos Aires para trabajar en una empresa de transporte. Tras dos años decidió volver a Catamarca para darle un nuevo giro a su vida.

Todavía no hay un claro dominador del encuentro. Se juega a pierna fuerte y corazón, pero ya es hora de empezar a manejar los tiempos y la pelota, tarea que a nuestro protagonista no le pesa y se hace cargo. De vuelta en sus pagos, comenzó a trabajar en la Coca-Cola y a los 21 años a jugar al fútbol en el Américo Tesorieri. Lo hacía como wing derecho, rápido y habilidoso. Paralelamente, seguía ligado al arbitraje de básquetbol y, después de un año, se decidió definitivamente por impartir la ley dentro de las canchas. Con Raúl Zurita a la cabeza como árbitro nacional, llega desde Cruz del Eje, Córdoba, Jorge Medina a dictar semanalmente clases y clínicas para perfeccionar la profesión. “Papi” Castillo nos cuenta: “Llegaba los viernes, dirigía un partido y nosotros mirábamos su desempeño. Al otro día nos dedicábamos a la lectura e interpretación del reglamento. Este trabajo duró 2 años. Nos sirvió mucho, fue un maestro para todos”. Ya más seguro le surgió la posibilidad de viajar a La Rioja los días martes y viernes para impartir justicia en la vecina provincia, miércoles y jueves se desempeñaba aquí en la Liga local. Todo esto le fue dando un nombre dentro del deporte y era reconocido por sus esfuerzos. Luego de 6 años, cansado del clima que se daba alrededor del básquetbol donde no se respetaban los horarios, sintió que era momento de un cambio de aire.

En el año 1978, desde la Liga Catamarqueña de Fútbol, por intermedio Ramón “El Diariero” Iturre, fueron a buscarlo a la casa para ofrecerle dirigir fútbol. Ya tenía conocimiento del reglamento y comenzó en las inferiores. A los seis meses, fue nominado por el Colegio de Árbitros como Juez de Línea para dirigir en Primera. En el año 1979, empezó a ser el referí principal y fue nominado como el número uno en “Órden de Merito”, galardón que lo ganaría por cinco años de manera consecutiva, siendo esto un logro sin precedentes hasta ese momento. Varios partidos se le vienen a la memoria, pero elige uno para contarnos: “Me designa don ‘Pepe’ Tula, el presidente de la escuela de árbitros, para la final del año 82 entre Sumalao y Vélez. Se decidía quien ascendía a la Primera, en el estadio de Villa Cubas. Fue un partido de tribunas llenas, ganó Vélez por 2 a 0 y mi desempeño fue muy bueno. Esto me dio mucha tranquilidad y me demostró que iba en el camino correcto”.

Incursión interprovincial

Estamos llegando al final del primer tiempo, sin amonestados ni expulsados, ningún equipo logra prevalecer sobre el otro, pero esto es fútbol, señores, y todo puede pasar en un instante. Ser el mejor árbitro no era tarea fácil, muchas veces era visto como un bicho raro, dada su dedicación al entrenamiento y la permanente lectura del reglamento, herramientas que luego volcaba en el campo de juego. “Muchas veces entrenaba solo. Era muy constante, tenía disciplina. Desde la Liga salía a correr hasta la gruta y volvía. Eso me permitía estar cerca de la jugada y que no se me escape ninguna. La preparación física es fundamental y saber correr la cancha”.

Dada su experiencia, en el año 1985, le tocó dirigir la final de Primera entre Sarmiento y San Lorenzo de Alem que terminó con triunfo de los “Ocoteros” por 2 a 1. El ganador representó a Catamarca en los torneos regionales del NOA. En 1987, tuvo el placer de dirigir en Salta, nada más y nada menos que el clásico de aquella provincia entre Juventud Antoniana y Central Norte. Con un marco imponente de dieciséis mil personas como espectadores, finalizó 1 a 1. Esto le abrió las puertas para dirigir otras tres veces más por esas tierras. En 1988, le tocó ir hasta Jujuy, donde otro clásico caliente lo esperaba, Atlético Ledesma y Gimnasia de Jujuy. También participó en partidos de las ligas de Santiago del Estero y La Rioja. Una carrera que no paraba de cosechar logros: “La vida del árbitro suele ser ingrata. Siempre estamos bajo sospechas de ambos lados, hay que ser fuerte mentalmente y estar seguro de lo que uno cobra. Muchas veces los jugadores te quieren llevar por delante y manejar el partido, pero está en uno, de la mano del reglamento y del diálogo, hacer que se desarrolle de manera tranquila”.

Suena el silbato marcando el entretiempo, el match sigue empatado y con trámite abierto. Es momento de relajarse un poco. Quien escribe esta nota quisiera tomarse una licencia y contar un poco el trasfondo de esta entrevista. Junto con el productor, Rafael Bruno, el entrevistado nos recibió con gran hospitalidad en su casa familiar en la calle Prado, con sus hijos y nietos. Muy agradecidos recibimos las camisetas que nos regaló con gran generosidad. Cabe destacar que “Papi” era vecino de Rafael en la infancia y recordaron varias anécdotas como aquella vez que lo invitó a entrenar para correr maratones, propuesta que declinó luego de dos duros días de entrenamiento que ambos contaban entre risas y chistes. Debo confesar también que en un momento de la charla se me escapó un reclamo: “¡usted me echó una vez en un partido de la Liga Mercantil!”. Castillo, rápido como en la cancha, me contestó: “yo no lo eché, usted se hizo echar. Algo habrá hecho para merecer una tarjeta roja”. Y es verdad era el último hombre, mi equipo ganaba 2 a 1 y agarré de la camiseta a un contrario que se iba de cara al gol en los minutos finales del partido. Nobleza obliga, fui bien expulsado, nada que reclamarle.

Suena otro fuerte pitido. Eso marca el comienzo del segundo tiempo, donde se empieza a definir este partidazo de final abierto y emociones. La regularidad fue un sello en su carrera, el mismo bromea: “No me conoce nadie por José, todos me dicen ‘Papi’. Me saludan por el sobrenombre”. Hasta los 50 años dirigió en la Primera División local. En el año 2000, se retiró y fue reconocido con un diploma por el Colegio de Árbitros de Catamarca y una placa por parte de la Liga Catamarqueña de Fútbol por su desempeño en más de dos décadas. Siguió en actividad en otras Ligas como la de Veteranos, Mercantil, de Profesionales, Ambato, norte de Paclin, Huillapima y tantas otras. Sus hijos Cristian y Ramón siguieron sus pasos dentro del referato y se dieron el lujo de varias veces conformar la terna arbitral en diferentes partidos. Hoy en día son árbitros de la Primera local continuando el legado de su padre. En el año 2015, aún en actividad, fue convocado a participar en el Estadio Bicentenario del partido de “Viejas Glorias” donde se le entregó una medalla a su trayectoria. Jugaron ese partido Pedro Avellaneda de Sarmiento, el “Tronco” Cerezo de San Lorenzo de Alem y Carlos “Amarillo” Acosta por Vélez, entre otros baluartes. “Fue un partido lindo. Me reencontré con varios amigos de hacia tantos años, algunos más gorditos. Con el marco del estadio como fondo fue muy emocionante. Estaba toda mi familia en las tribunas”. Su rutina de mucho entrenamiento lo mantuvo en forma para seguir adelante con esa pasión. Ya jubilado, después de trabajar 35 años como empleado público en la Fábrica de Alfombras de la provincia, siguió preparándose diariamente y hasta el año 2018 estuvo dirigiendo activamente.

Son los últimos minutos del encuentro. El tiempo pasó volando. Tristezas y alegrías pueden ser como goles en contra y a favor. Una tarde como cualquier otra del año 2019, Castillo salió a correr por el parque Adán Quiroga, fiel a sus costumbres diarias, cuando de pronto comenzó a faltarle el aire y se sintió muy mal. Tuvo que parar inmediatamente la marcha. Preocupado se realizó estudios para averiguar cuál era su problema de salud y, ayudado por “Keto”Manzur que lo oriento en su búsqueda, en Córdoba descubrió que padece de fibrosis pulmonar. Esta dolencia le impide realizar esfuerzo físico de manera normal. Pero ya fuera de las canchas, sigue con su pasión intacta. Posee una copia del reglamento oficial de FIFA actualizado que lee periódicamente, comparte y charla con sus hijos experiencias a modo de consejo para nutrir sus carreras arbitrales, mira mucho fútbol, disfruta del River de Gallardo y analiza el nivel del referato en general. El 30 de noviembre de 2019 la Cooperativa de Árbitros Unidos de Catamarca le otorgó un reconocimiento y diploma por sus 50 años honrando la disciplina.

Sin duda un golazo que define el partido de manera positiva, una carrera de esfuerzo y dedicación que dejó marcado a fuego el nombre de “Papi” Castillo dentro del deporte local. Hoy en día, acompañado de su hermosa familia, disfrutando de sus 14 nietos y 2 bisnietos pasa el tiempo con entusiasmo y disfrutando la vida. Cuando cumplió 70 años sintió todo el afecto de sus allegados y familia: “Me llamaron muchos amigos para saludarme y familiares. Fue muy lindo para mí sentir el cariño de los seres queridos”.

Para terminar el partido le pedimos a “Papi” que nos responda qué significó el deporte en su vida: “Fue todo para mí. Fui muy feliz cuando jugaba y cuando dirigía. Me dejó buenos amigos y tengo la tranquilidad de caminar por la calle con la conciencia tranquila. Muchos años de dedicación me valieron el esfuerzo”.

¡Finaaaaaaal…! No hay más tiempo y esta historia llegó a su fin. En un trámite de pelota al piso, buen juego y pierna firme, nos vamos con el gusto de la victoria después de tantas buenas jugadas. El partido terminó, el árbitro se lució y todos volvieron con una sonrisa a casa.

Ficha Personal

Nombre y Apellido: Jose Antonio Castillo.

Apodo: “Papi”.

Fecha de Nacimiento: 19-12-1950.

Edad: 70.

Padres: Ramón Antonio y Vitalina Cancino.

Hermanos: Angel, Margarita, Ramón, Petrona, Angela y Hugo.

Esposa: Mirtha Fanny Molas.

Hijos: Verónica, Rosa, Cristian, Ramón y Erica.

Nietos: Facundo, Enzo, Malena, Candelaria, Lucas, Thomas, Mia,

               Denisse, Brisa, Camila, Benicio, Loan, Martina y Belén.

Bisnietos: Luis y Bastian.

Profesión: Empleado Público.

Hincha del fútbol Local: Américo Tesorieri.

Hincha de básquetbol local: Deportivo Juventud.

Hincha de fútbol nacional: River Plate.

Jugador local destacado: Ramon “Sotillo” Sotomayor, en básquetbol.

Jugador destacado a nivel nacional: Enzo Francescoli, en fútbol.

Comida preferida: Tallarines con tuco.

“Papi” Castillo dirigiendo en la Liga de Veteranos junto a sus hijos Cristian y Ramón como

                   asistentes en el año 2014. El arbitraje como forma de vida y legado.

Participó del partido “ Viejas Glorias “ en 2015 en el Estadio Bicentenario donde  figuras como Pedro Avellaneda ( Sarmiento),”Tronco” Cerezo ( San Lorenzo) y Carlos “Amarillo” Acosta (Vélez) jugaron como en sus mejores épocas y fue galardonado con una medalla en reconocimiento a su trayectoria.

Diploma de la Cooperativa de Árbitros Unidos de Catamarca por su exitosa carrera en el

              año 2019 .

 Sus primeros pasos dentro del futbol. Año 82 en la Liga de Paclín. Como asistente junto a Luis Carluccio y como árbitro Miguel Herrera.

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