Deporte y Nostalgia

Carlos "Amarillo" Acosta: su paso por River y algo más

martes, 22 de junio de 2021 00:46

Esta columna es, sin dudas, un remanso donde podemos rememorar  grandes hazañas de los deportitsas del ayer. Y, hoy, en esta nota, queridos lectores, los quisiera invitar a imaginar esos grandes momentos que todos soñamos vivir. ¿Cuántos se habrán imaginado lo que sería jugar en el estadio “Monumental” o en “La Bombonera” repleta? ¿O pisar el campo de juego de “El Gasómetro” o el “Amalfitani”? ¿O correr con el aliento intenso del público en Avellaneda en los estadios de Independiente y Racing?. Esos sueños que parecen imposibles, nuestro comprovinciano Carlos Acosta los pudo hacer realidad y fueron grandes hitos en su historia. El “Amarillo”, como fue bautizado de changuito por su pelo rubio, fue un jugador de fútbol que supo representar a Catamarca al más alto nivel y quedar en el recuerdo por su destacado recorrido.

“Catamarca suelo querido”

Su conexión con la pelota comenzó de muy chico jugando en la calle hasta que se iba la luz del sol. A la edad de 11 años se anotó en los torneos Evita junto a varios amigos. Jugó al baby fútbol participando en los torneos barriales. El nombre del equipo era “Catamarca suelo querido”.

Bajo la tutela del entrenador, Leopoldo “Polo” Moraga, un gran dirigente de la época que buscaba talentos y reclutaba jugadores para Vélez Sársfield, su gran despliegue y destreza lo llevaron a la edad de 12 años a firmar en la institución de Sarmiento y avenida Güemes.

El relato de cómo llegó a la primera división es increíble: “jugaba en inferiores en el torneo interdepartamental y tocaba enfrentarse a Recreo. Fue un sábado, en las canchas del Regimiento, muy temprano. A las 7 de la mañana comenzaba el partido, no había cambios y los 11 que empezaban terminaban el juego. Viene el 'Turco' Gutiérrez, el DT, y me dice que yo no iba a jugar porque tenía que presentarme a la tarde en la cancha de la Liga. Ese día jugaron con 10. Volví a mi casa y a las 15 horas debuté en la Primera como lateral izquierdo. Se había lesionado un defensor. A los 14 años formé parte del primer equipo, en el año 1962, algo inesperado para mí”.

Muy corta edad para semejante responsabilidad, pero Acosta se sentía confianza y la seguridad de poder hacerlo. Jugó en todos los puestos de la defensa y, algunas veces, de volante. Conoció parte del país haciendo giras con el plantel. En 1963 jugaron en Salta contra Güemes y también viajaron al sur a Comodoro Rivadavia, donde atesora una de sus más graciosas anécdotas: “la noche posterior a un partido con los muchachos fuimos al cine. Yo era menor de edad y encima bajito, no me dejaban entrar. El arquero Reinaldo 'El Negro' Ríos se hizo pasar por mi padre y logré ver la película. Éramos muy diferentes para ser familiares, pero funcionó”.

Rumbo a Rosario

Todo ocurría de manera precipitada por esos años en la vida del “Amarillo”. A la edad de 16, un equipo de Rosario de gira por Catamarca lo enfrentó y no dudaron en ofrecerle defender sus colores. Se trataba de Argentinos de San Carlos que participaba de la Liga Santafecina. A pesar de la oposición de su familia, terminó viajando y fichando a préstamo por un año. Enfrentó a equipos como Colón, Unión y tantos otros que le aportaron más experiencia y templanza. Decidió volver a Catamarca transcurrido el préstamo y, como era habitual, lo convocaron a la selección de la Liga Catamarqueña, donde le tocó jugar contra San Lorenzo de Almagro que tenía entre sus figuras al arquero Buticce, Miguel Tojo, Narciso Doval, el “Bambino” Veira y el “Tucumano” Albrecht. Este último, jugador del seleccionado nacional, quedó sorprendido con las condiciones de Acosta y lo apadrinó para que vaya a probarse a River Plate de la mano del representante Achi, a quien lo apodaban “El Gordo”, compadre del gran Amadeo Carrizo.

Esos fueron los puentes que lo llevaron a entrar a uno de los dos más grandes clubes de la Argentina. Con nostalgia recuerda sus primeros días en el “Millonario”, aunque paradójicamente fuera hincha de Boca.

Codeándose con Amadeo Carrizo

“Yo vivía en una pensión en Santos Lugares que pagaba River y, al finalizar los entrenamientos, el mismísimo Amadeo me llevaba en su auto hasta la estación de trenes de Sáenz Peña. La verdad que no podía creer que compartía esos momentos con semejante leyenda del futbol”.

Corría el año 1965 y con 17 años formaba parte del plantel de la reserva y cobraba un salario de $100 pesos mensuales. “Entrenaba de 15 a 19 horas y, a veces doble turno, la exigencia era máxima. Me tocó conocer todas las canchas del fútbol grande.

Integraba el plantel de la reserva con compañeros como Barisio y Labruna (el hijo de don Ángel) y salió campeón en el año 1966 en una final versus Gimnasia Esgrima de La Plata, que le permitió salir en diferentes revistas de la época como “Goles” y “El Gráfico” que destacaron el buen juego de ese plantel y la prestancia para quedarse con el campeonato.

Por esos tiempos, también compartía entrenamientos con la Primera. Le tocaba pelotear a los arqueros y realizar trabajos tácticos con los ídolos de la banda. Entre risas nos cuenta: “yo le pateaba al gran Amadeo, ¡qué difícil era hacerle un gol! Estaba también Gatti que le gustaba más salir a jugar de 9 que ir al arco. Se destacaban, además,  Damico, “Pinino”Más , Sarnari, los hermanos Daniel y Ermindo Onega”.

Un gran consejero que tuvo fue Félix Lousteau que era habitué del club y en los entrenamientos le recomendaba no marearse, que tenía condiciones para jugar en Primera.

En el fútbol cordobés

Al poco tiempo de estar nuevamente en Vélez de Catamarca –año 1967-, le surge la posibilidad de ir a probarse en General Paz Juniors de Córdoba junto a su compañero Rafael Herrera. Queda seleccionado y comienza a jugar en la Liga Cordobesa. En el primer año demostró todo su potencial y, gracias a grandes actuaciones, se ganó un lugar. Vivía en una pensión a la vuelta del club y era vecino de Osvaldo Ardiles que ya pintaba como gran figura, junto a Mario Kempes, en Instituto.

Llegando al final de ese año se arma un seleccionado de la Liga Cordobesa para enfrentar a Rosario Central que era dirigido por Ángel Tulio Zoft. Le toca jugar al “Amarillo” y se destaca como defensor. En ese partido también se concreta la venta de Kempes al conjunto rosarino. Luego, Acosta debió enrolarse en el ejército para realizar el servicio militar obligatorio y su carrera se interrumpió por un año. Antes de volver a Catamarca, desde Instituto, un dirigente se acerca y le comenta la intención de comprar su pase para que sea jugador del club, propuesta que le entusiasma, para él era un progreso profesional y económico. De allí nace un recuerdo feo.

Enojado dice: “de Instituto me ofrecían un departamento, un buen contrato y yo quería jugar ahí. Vélez me había vencido a Paz Juniors sin consultarme ni avisarme nada. Un dirigente que no quiero nombrar se portó muy mal. Sin mi autorización me vendió y no sabían si yo estaba bien o mal, solo les importó su beneficio. Ni un café con leche me dieron por la operación”.

Una vez terminada la colimba tuvo que regresar a Córdoba y cumplir el contrato que tenía vigente. Le fue muy bien y nos comenta: “la cancha siempre estaba llena de local. Entre ocho y nueve mil personas. Sobre todo contra rivales de calidad como Talleres, Belgrano, Instituto, eran clásicos lindos, muy disputados”. Salió campeón una vez de la Liga cordobesa con compañeros de equipo de la talla de Alfredo “Chupete” Guerini, un experimentado jugador que había pertenecido al Real Madrid y Boca Juniors, Frandino y Colman, entre otros. Ese equipo lo dirigía Juan Carlos Lacasia, una gloria del fútbol argentino, jugador y goleador de Independiente. Junto a Grillo, Lacasia también  formó parte de la selección nacional en 1953. En el año 1971, le surge la posibilidad de ir a jugar al club Libertad. La idea lo entusiasmaba, pero nuevamente tuvo la negativa, en esta ocasión, por parte del club cordobés que lo quería retener por la importancia que tenía en el equipo. Su excursión en total duró 6 años en el conjunto cordobés y, cuando finalizó su vínculo, regresó a Catamarca de forma definitiva.

Al llegar a la provincia, se dio cuenta de que no quería ser jugador profesional y se dedicó a preparar físicamente a los planteles de diferentes equipos, sobre todo a Vélez, del cual es hincha. Cumplió 30 años y se casó con Mirta Ortiz para formar una familia. Tuvieron tres hijos: Carlos, Hugo y Ruth. Su pasión por la enseñanza lo llevó ser entrenador y coordinador de Inferiores, llegando a tener más de 90 chicos a cargo, que semana a semana competían en la Liga local.

En la Liga de Veteranos

El amor al fútbol lo hizo volver a jugar en la Liga de Veteranos, incentivado por la inauguración de la Liga de Veteranos. “Sólo había 2 canchas y una sola categoría. Era hermoso, te reencontrabas con viejos rivales y competías para ganar. Mi primer equipo se llamó Altruismo y éramos la mayoría del barrio La Viñita”.

También tuvo grandes campañas con otros conjuntos como Rally Peugeot, con el cual gano tres campeonatos y aún ostentan el récord de 29 partidos invictos. Defendiendo los colores de San Lorenzo de Alem obtuvo un tri-campeonato en forma consecutiva y el último equipo donde jugó fue en Parque Daza.

Actualmente sigue ligado al deporte cumpliendo funciones en las instalaciones del Poli Sur “Quiebra Castillo”, en la avenida Hipólito Yrigoyen, donde es encargado de coordinación en deportes. “Hacemos un gran trabajo por la comunidad. Es muy bueno para los chicos y adolescentes hacer deportes”.

Su carrera profesional fue corta, pero intensa. Un jugador que supo codearse con los mejores exponentes de su tiempo, estar a la altura, competir y escribir su historia dentro del fútbol local por los lugares de privilegio que ocupó. El sueño de más de uno que alguna vez pateó una pelota.

Ante la pregunta final sobre lo que significó el deporte en su vida no duda: “para mí el deporte y el fútbol son lo máximo. Sigo siendo un fanático, miro partidos siempre, sobre todo de Messi, que es el mejor. Ojalá en el próximo mundial pueda sacar campeón a nuestra selección”.

Esta fue la historia de Carlos “El Amarillo” Acosta, un privilegiado que se dio el gusto de cumplir muchos sueños a la par de una pelota. Un lateral con todos los secretos del puesto, la rueda de auxilio que todo equipo necesita, un ejemplo de esfuerzo y talento que llevó el nombre de Catamarca por las canchas del país.

Redacción: Fernando González Bravo.

Producción: Rafael Andrés Bruno

Ficha técnica

Nombre: Carlos Nolasco Acosta.

Apodo: Amarillo.

Edad: 72 años.

Fecha de nacimiento: 15 de octubre de 1948.

Padre: Pedro Acosta.

Madre: María Isabel Urquiza.

Hermanos: Dora, Marcelo, Beto, Pedro y Rosa.

Esposa: Mirta Ortiz.

Hijos: Carlos Darío, Hugo Daniel y Ruth Elizabeth.

Nietos: Luca, Ezequiel, Ulises, Tiagho y Valentina.

Profesión: Empleado administrativo, actualmente encargado en

Coordinación de Deportes en el Polisur “Quiebra Castillo”.

Hincha de fútbol nacional: Boca Juniors.

Hincha de futbol local: Vélez.

Jugador nacional destacado: Leonel Messi.

Jugador local destacado: Andrés Ayala.

Comida Preferida: empanadas y los asados con los veteranos.

Carlos “Amarillo” Acosta.  Jugó en River y se codeó con los grandes.

Vélez jugando en Salta un amistoso contra Güemes en el año 1963. Tenía solo 15 años y ya formaba parte del primer equipo. Parados: ”Palo” Guzmán, “Nino” Barrionuevo, Alberto Rodríguez, Rafael Herrera, “Calludo” Cazuza, “Amarillo” Acosta, Hugo Villagra, Miguel Espoto, Santos Carrizo y René Toloza. Agachados: Reyes Moreno, “Nini” Vega, “Cachencho” González, Víctor Hugo Safe, Oscar Agüero, Andrés Ayala,  Mario Brizuela y Nene Luna.

Integró la selección de La Liga Catamarqueña en el año 1968.   Parados: Alberto Rodríguez, “Tero” Ibarra, Ricardo Reartes, Jorge Perea, “Chichi” Cano, “El Avión” Rodríguez , “Amarillo” Acosta y “Lito” Toledo. Agachados: “Negro” Aguirre, “El tabla” Rearte, “Sordo” Agüero, “Chichilo” Naranjo, Luis Brizuela, “Taco” Gaitán, Leopoldo Ponce y Ángel Sosa.

Partido Homenaje a “ Viejas Glorias” realizado en el Estadio Bicentenario en el año 2015. Parados: Raúl “Loco” Juárez, “Cata” Dumitru, “Amarillo” Acosta, Pedro Avellaneda, “Chuscha” Lopez y “Chicho” Ayoza. Agachados: Juan “Zorro” Heredia, Basualdo, “Chichi” Naranjo, José Díaz y el “Mono” Rodas.

Titular indiscutido de Gral. Paz Juniors en Córdoba donde jugó varios años. Parados: Alfredo Guerini (Ex Real Madrid y Boca) , Ortega, Patire, Gallego, “Lito” Espeche y Bitonte. Agachados: Montoya, Moreno, Frandino, Colman y “ Amarillo” Acosta.

Recorte de la Revista GOLES. Tercera división de River Plate con quien “El Amarillo” (tercero de la fila del medio) salió campeón desplegando una extraordinaria actuación. Eran los años 60 y lo acompañan, entre otros, Barisio, Cocca, Laragnee, Labruna, Montivero, Panizzo y Dominichi. Todos ellos llegaron a primera.

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