El pasado martes 21 de septiembre dejó de existir el gran José “Keco” Ocampo, toda una leyenda dentro del deporte de las 64 casillas.

Un verdadero campeón del Ajedrez y de la vida, que a lo largo de los años formó a un sinnúmero de jugadores, siempre de manera generosa y totalmente desinteresada.

Hoy toda la comunidad ajedrecística llora la partida del jugador de calle Rojas, y en especial su amado Salta Central, a quien defendió en mil batallas como a su querida Federación Catamarqueña de Ajedrez.

Todo un libro del tablero, famoso por como lo llamaban sus amigos en base a las jugadas que realizaba “el lancero”. Y quién no entró alguna vez en un lance de “Keco”, o en un engaño con la mirada cuando miraba para un lado y jugaba por el otro lado.
El maestro se fue, pero dejó un legado en todos sus hijos que lo llevarán por siempre con la frente en alto.

Adiós Maestro, artesano y amigo, que en primavera te marchas quizás evocando alguno de tus cuadros, buscando seguramente allá en el cielo con quién jugar y poner en práctica aquellas inconfundibles frases, “jaque que veo jaque que doy”, o “unita más” para no rendirte o evitar un jaque mate, o también aquella frase que tanto te gustaba decir y hacer “qué pinturita”.