Fútbol
A propósito del torneo de Veteranos
Desde la creación de la Liga de Veteranos, en 1985, todos sus partidos se jugaban por la tarde. Era un clásico, con “tercer tiempo” incluido.
Hoy las cosas han cambiado y se desdoblan las jornadas, en turnos matutino y vespertino, de una manera muy particular y sin que existan explicaciones fundamentadas.
Esta situación comenzó el año anterior y la medida se basó en la falta de árbitros, por lo que varios de éstos debían pitar por la mañana y, casi sin almorzar, por la tarde. Hasta allí puede comprenderse. Lo que vino después es, por lo menos, opinable.
Las autoridades de la Liga, encabezadas por el entonces presidente Roberto Garribia, determinaron que los mayores -categorías Súper Master y Graduados-, por los rigores del verano, debían jugar por la mañana, a partir de las 8.00 u 8.30. Los menores, a su vez, permanecieron y permanecen en la nueva temporada jugando por la tarde.
Paralelamente a esto hay que considerar que siempre se dijo desde la institución que había que preservar la salud, lo que se da de bruces con esta decisión que tomó un expresidente que hizo de la Liga de Veteranos un verdadero desastre y, en el colmo de su irresponsabilidad, cuando estaba por iniciarse la actual competencia 2023, presentó la renuncia a falta de un año de mandato.
Temperaturas y descansos
Antes de hablar de estos dos temas, aclaramos que en las categorías Súper Master y Graduados alistan jugadores de 63 y 67 años, respectivamente, como mínimo.
En el caso de la categoría superior, la mayoría de ellos orilla los 70 y hay una buena franja de veteranos que cruza el período de los 70 hasta los casi 80 años.
Esta gente, para jugar a las 8.00 o 9.00 de la mañana, por lo menos, debe levantarse a las 6.00 y ni hablar de los jugadores que viven en el interior y deben viajar.
Esos directamente ni duermen o duermen mal. Aquí está expresada la primera gran contradicción.
Cualquier deportista, hasta los de primer nivel, está comprobado científicamente que necesita estar bien descansado.
Hacer jugar entonces a gente de esta edad (también está comprobado por la ciencia que, por razones de metabolismo, duerme menos que los jóvenes) por la mañana es poco menos que un atentado a la salud.
Existe otra falsedad en la fundamentación de programar los partidos de esta manera.
Se dijo que, por el calor, era preferible “mandar a los viejos” a que jueguen por la mañana.
Sin embargo, el Servicio Meteorológico Nacional, no este diario, acaba de recomendar no exponerse al sol entre las 9.00 y las 16.00 horas.
Y según pudo saberse, en verano, la diferencia de temperatura entre las 9.00 y las 17.00, es casi imperceptible.
Como para decir que el horario de las 17.00 o 17.30, en verdad, sería un alivio para estos súper veteranos de las categorías mayores.
La reflexión corresponde a los delegados, quienes mansamente aceptaron la decisión de Garribia. ¿No podrán pensar, por ejemplo, que veteranos de 34 a 42 años, que juegan en Única y Maxi, tendrían menos problemas y peligros que los sesentones, setentones y ochentones?
Aparte, que sepamos, en todas las Ligas del país los menores juegan por la mañana y los mayores por la tarde. Aquí es al revés.
El último dato para contrariar esta forma de programar: en innumerables ocasiones, para el primer partido, no se completan las ternas arbitrales y hasta algunos partidos deben suspenderse.
Un ejemplo: el sábado pasado, en cancha del Círculo Médico (traslado de 20 kilómetros desde la Capital), no se jugó porque los árbitros no llegaron a tiempo.
¡Una vergüenza y una falta de respeto a los jugadores! ¡No es la primera vez que ocurre!
El Esquiú