Deporte y Nostalgia

Elías Pérez, el talentoso que se convirtió en el técnico más ganador

martes, 30 de mayo de 2023 01:09
martes, 30 de mayo de 2023 01:09

Con apenas 16 años debutó en primera división vistiendo los colores del Atlético Sarmiento. Rápidamente se convirtió en figura y trascendió las fronteras. No solo de la provincia, sino del país. Pero una grave lesión lo alejó de las canchas con apenas 22 años.

Dejó su sello en varios clubes y luego se calzó el buzo de director técnico donde estampó su sello y logró varios títulos hasta convertirse en el más ganador.


La referencia es para Ramón Elías Pérez, un “10” todo terreno que jugó hasta en Chile y cuenta con una gran trayectoria en el fútbol local.


Sus comienzos fueron en el “Decano”. Al poco tiempo de su debut ascendió a la Primera y comenzó a brillar en Liga Catamarqueña.

Jugó allí hasta que le tocó el Servicio Militar y pasó a ser parte del Deportivo Unión. En ese lapso sale el pase a All Boys de Buenos Aires junto a Ramón Naranjo. “Al final no se hizo porque yo necesitaba la autorización de los padres y no quisieron. Pero en pleno Mundial 78 se concreta el pase a Estudiantes de Caseros, junto a Víctor Jalil. Recuerdo que viajé con Pedro Avellaneda y me quedé en el departamento de su hermano. Pero resulta estaba solo en Buenos Aires. A raíz del Mundial se paró el fútbol local y Víctor estaba de vacaciones. No conocía nada, entonces bajaba del departamento, daba una vuelta de dos o tres cuadras y volvía. Hasta que los dirigentes me llevaron al club y luego me ubicaron en Santos Lugares, después en Flores y finalmente en Liniers”.


Con destino chileno
El contacto con Estudiantes lo había hecho Alberto González, “Gonzalito”, quien supo llegar al fútbol de Catamarca en 1976 cuando se intentó traer jugadores profesionales.  Pero su mentor se fue a Entre Ríos para dirigir un club en Concordia. “Juego tres partidos en Estudiantes y me van a ver Hugo Silveira y Rubén Magdalena en un encuentro contra Racing. Llego al vestuario y me invita a tomar un café Magdalena en las oficinas que tenían en el centro. Allí conocí a Ratín, Roma, Ermindo Onega y tanto otros.

Ellos me querían llevar a Chile. Pero como se las sabían a todas, estaban enterados que Estudiantes me quería comprar el pase. Por lo tanto, me dijeron que si se hacía el pase todo se complicaba. Entonces me dieron el consejo para destrabar todo. “Te tenés que lesionar” me recomendaron. Yo era muy joven y quería jugar de cualquier manera. Me indicaron hasta el lugar dónde tenía que decir que me dolía, para que “no hubiera forma de tratarme o descubrir la lesión”.

Pérez reconoce que ellos estaban en el ambiente y colocaban los técnicos para luego llevar los jugadores. “Entonces me ‘lesiono’ en la entrepierna, me hacen masajes y yo sostenía que seguía el dolor. Lo concreto es que a fin de año no se hace la transferencia. Vengo a Sarmiento y me voy con el pase en mi poder. Interviene González y me pide que vaya a Atlético Libertad de Entre Ríos para tomar experiencia. Ellos aprueban y me voy a jugar una temporada. Salimos campeones y de inmediato viajo a Chile. Voy a recalar en Unión Española y el técnico era Carlos Simeone, el padre del ‘Cholo’. Hacemos una buena campaña y clasificamos a la Copa Libertadores. Jugaban el “Choclo” Peracca, Caballero que era de Vélez, Simaldone de San Lorenzo y Crespo que supo brillar en River. Pero justo se arma el conflicto por el Canal de Beagle a fines de 1978 y se pone difícil para los argentinos. Los últimos tiempos la pasamos muy mal. Teníamos que estar en los departamentos y no salir. No querían jugadores argentinos y se termina el sueño”.

Paso en falso
Después de esta experiencia vuelve a Entre Ríos. Allí surge la posibilidad de jugar en San Martín de Tucumán y reconoce que comete un error. “Yo estaba convencido que podía llegar por mi cuenta, pensaba que tenía todas las condiciones. Entonces me vuelvo y pierdo contacto con ellos. Claro, cómo podía imaginar que fui a Unión Española por talentoso, si no me conocía nadie. Todo fue por la influencia de los representantes. El asunto que voy a Tucumán y se arma un lío bárbaro. Yo dije que mi último club había sido Libertad de Concordia. Fueron los dirigentes tucumanos y los sacaron “volando” porque el pase era de la Liga Catamarqueña. Menos mal que Adán Rodríguez y Pedro Toloza lograron solucionar el problema y me habilitaron. Pero resulta que no pude jugar el primer partido porque tenía una muela cariada.  Había que presentar un certificado de buena salud y surgió lo de la muela. Increíble. Con el paso del tiempo y a pesar de mi corto tiempo en Primera, disfruté del fútbol y pude jugar en varios clubes. Eso me sirvió mucho para luego poder ejercer como director técnico”. Luego de la lesión que le cortó la carrera a los 22 años, volvió a jugar cuatro años después. Vistió los colores de Sarmiento, Villa Cubas y San Lorenzo, donde junto con el “Gallego” Frías y se consagró campeón de uno de los torneos de la Liga. Por aquellos años compartió equipo con figuras como Roberto Coronel y “Arobe” Bazán, entre otros, para decir adiós definitivamente.


La lesión maldita
A los 22 años sufrió una dura lesión que marcó el fin de su carrera y lo recuerda de esta manera. “Jugaba entonces para Concepción de la Banda del Río Salí y vengo a Catamarca. Había un partido amistoso para recaudar fondos para Tesorieri. Allí recibí un planchazo en la rodilla derecha que me rompe el menisco. En enero del 80 regresé a Tucumán sin decir una palabra y me aguanté toda la pretemporada. Era un dolor impresionante, pero no quería decir nada hasta jugar un partido porque me iban a echar a patadas. Fueron 20 días en San Pedro de Colalao. Hasta que juego un amistoso y pego el grito. Me atendieron y luego me operaron. La intervención salió bien, luego hice la rehabilitación y a los dos meses ya tenía la pierna recuperada. El técnico me pregunta cómo me sentía y le dije que bien. Se venía un partido con Atlético Tucumán y él quería que esté en el banco. Entré en el segundo tiempo y yo era de entregar todo sin medir las consecuencias. En una pelota viene el “negro” Guerrero, un grandote de Atlético y me cruza. Se siente cómo si se hubiera roto algo. De inmediato la rodilla se inflamó. Parecía un globo. Pero a los minutos se desinflamó por completo y termine jugando el partido. Yo solo sentía un ardor. Voy al médico y luego de los estudios me dice que se desgarró la herida por dentro. Jugué cuatro partidos más. Nunca me infiltré o me saqué líquido en el vestuario. Yo siempre iba a un sanatorio. Y lo que son las cosas, tuve la mala suerte que me sacaron con una jeringa infectada. ¿Qué me hacían? Me extraían líquido y me ponían un Decadrón con Xilocaína”.

Recuerda que pidió permiso en el club para venir a Catamarca y me dijeron que era la última vez porque estábamos peleando por el campeonato. “Venía en el colectivo cuando empecé a sentir un calor y dolor en la rodilla. Llegué a mi casa y no daba más. No pude dormir esa noche. Era que se estaba infectando la rodilla. Vinieron los dirigentes para llevarme y curarme allá. Pero mi vieja no quiso saber nada, no dejó que fuera. Al otro día fui al doctor Enrique Florit y me revisó. Me quiso poner una aguja y no entraba. Al día siguiente me hizo una punzación y saltó líquido infectado. Me salvé gracias a la Virgen que no me haya cortado la pierna. Tuvieron que abrir todo y raspar el hueso”.

El técnico exitoso
A los 30 años y con toda su experiencia se recibe como técnico de fútbol. ¿Quién le toma el examen? Nada menos que Carlos Simeone, su entrenador en Unión Española. Comienza su campaña en Catamarca en San Martin de El Bañado, luego dirige a Villa Cubas, Ateneo Mariano Moreno y recala en San Lorenzo de Alem. “Se estaba por ir al descenso. Jugaba al mismo tiempo el torneo Regional y el local. Me llamaron y logré salvarlo. En el otro equipo estaba el “Colorado” Suárez y yo colaboraba porque respetaba su función”.
Como jugador se consagró campeón con Sarmiento, San Lorenzo y Atlético Libertad de Concordia. Como entrenador salió 14 veces campeón y fue reconocido por el Círculo de Periodistas Deportivos como el técnico más ganador de la historia. A los 60 años decidió dejar todo lo vinculado al fútbol y prepararse para disfrutar de la jubilación en su trabajo. Dejó una huella y será imposible de borrar, porque el “Gringo” Pérez siempre estará ligado a la historia del fútbol de Catamarca.


Redacción y Producción: Andrés Rafael Bruno.

Algo Personal
Nombres y apellido: Ramón Elías Pérez.
Apodo: “Gringo”.
Fecha de nacimiento: 20 de marzo de 1958.
Lugar: Capital, Catamarca.
Padres: Gerardo Mercedes Pérez y Rosa Selva Zafe.
Hermanos: Rosa, Lalo, Silvia, Hugo, Héctor y Aldo.
Esposa: Rosa Maturano.
Hijos: Darío, Silvina, Natalia, Cecilia y Hernán.
Nietos: Benjamín, Abril y Facundo.
Lugar de Trabajo: Municipalidad de la Capital (en actividad).
Hincha: Vélez Sársfield  en fútbol local y River Plate a nivel nacional.
Ídolos: Ramón Naranjo y Fernando Redondo.
Hobby: Andar en bicicleta.
Comida preferida: Asado.
 


 

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