Editorial

Que Dios los acompañe

lunes, 11 de octubre de 2010 00:00
lunes, 11 de octubre de 2010 00:00

Esta medianoche, si no hay modificaciones de última hora en el plan de rescate, comenzarán a retirar a los mineros chilenos que quedaron atrapados a 700 metros de profundidad en la mina de San José, Copiapó.
Son 33 personas de origen muy humilde, de vida sacrificada, de años de trabajo en los que en cada jornada arriesgan todo lo que tienen para alimentar a sus familias.
Nunca antes en la historia, seres humanos habían permanecido tanto tiempo a semejantes profundidades, y para devolverlos a la superficie se montó uno de los operativos de ingeniería más complejos que se recuerden.
Maquinarias de última generación y miles de expertos fueron convocados para diseñar la salvación. El trabajo desarrollado hasta aquí fue magnífico, y permitió cavar un túnel inmenso en plazos menores a los previstos. Cada detalle está calculado, desde el alambre que sostendrá la cápsula hasta cada recoveco del recorrido, pasando por las precauciones que deberán tomar los mineros antes y después de salir.
Todo lo humanamente posible se hizo para que la historia concluya de modo feliz y se complete la gran hazaña.
Pero existe también un gran riesgo, porque cualquier falla puede provocar un desastre.
En esta vigilia mundial por los acontecimientos que se avecinan en el norte chileno, no está de más pedir la ayuda extra que falta para que todo salga bien.
Elevamos por ello nuestro pedido a Dios y la Virgen del Valle para que los 33 mineros se reencuentren con sus familias, y toda esta pesadilla que les tocó vivir quede definitivamente atrás.

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