La Psicología como rama esencial de la Salud Mental, goza hoy de un prestigio bien ganado, a partir de la importancia y los aportes de sus profesionales, que nadie puede desconocer. Sin embargo, la historia argentina y el sentido común se desvincularon por largos y penosos períodos, y muchas normas que hoy se considerarían absurdas e irracionales, en algún momento fueron Ley. Pocos conocen esta realidad como los psicólogos. Ocurre que por una descabellada e insostenible asociación de ideas, hace algunos años se calculó que la Psicología era una herramienta para politizar y corromper a las personas. Ciertamente, la idea apuntaba a otros intereses, como el de impedir la asociación gremial de los psicólogos y evitar que terminaran con los sistemas de manicomialización de pacientes que se había instalado mucho antes, para dar lugar a terapias más humanas y efectivas.
Ese cóctel de locura, servido en plena dictadura militar, devino en una persecución terrible. 110 trabajadores de la Salud Mental y 66 estudiantes de psicología desaparecieron entre 1976 y 1983. Entre ellos, Beatriz Perossio, presidenta de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
El psicoanálisis fue prohibido en el país, cerraron las carreras y expulsaron a docentes y alumnos, además de eliminar a los psicólogos de los hospitales públicos. Toda terapia de grupo se castigó como delito, y la restricción a cualquier encuentro que reuniera a más de tres personas hizo el resto para desterrar las tareas barriales y sociales.
El 13 de octubre de 1974 se había realizado en Córdoba el Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. Un lustro después, todo lo que se había construido se desmoronó.
Fue una lucha terrible y poco conocida, pero con el retorno de la democracia los profesionales se rehicieron, retomaron sus tareas, la gremialización y la enseñanza. En memoria de aquel encuentro original, establecieron cada 13 de octubre como el Día del Psicólogo. Una fecha de significado profundo, digna de conmemorar junto con los psicólogos, aunque más no sea para reflexionar sobre los insólitos matices de nuestra historia reciente.