EDITORIAL

¿Y si hubiera sucedido acá?

viernes, 15 de octubre de 2010 00:00
viernes, 15 de octubre de 2010 00:00

Más de un argentino se preguntó en los últimos días qué hubiera sucedido si el accidente que mantuvo 70 días sepultados a los mineros hubiese ocurrido en nuestro país.
Y más allá del milagroso final de la historia, del conmovedor apoyo popular, de la heroica resistencia de los trabajadores, la impecable organización y el impactante despliegue de ingeniería puesta al servicio del rescate, hay un hecho que sobresale del singular episodio, y resulta casi imposible de trasladar de este lado de la Cordillera.
Fue el modo, impensable para el mapa político nacional, en que la oposición se replegó a un espacio discreto y secundario, para dejar que trabajaran quienes tenían que trabajar. Salvando las distancias, fue lo mismo que le ocurrió al alcalde Rudolph Giulani en Nueva York, cuando la ciudad quedó destruida por los atentados del 11-S.
Hay momentos en que los políticos de los demás países, que también compiten y luchan encarnizadamente por el poder, entienden que se deben priorizar otras cuestiones, y ceden. Ceden protagonismo, ceden en sus actos de presión, ceden en sus palabras.
En Argentina, la oposición parece siempre estar agazapada, esperando que ocurra un desastre de magnitud, para saltar a la yugular del Gobierno. Y nadie se perdonaría dejar pasar la oportunidad.
La gravedad de un hecho se calcula aquí por la capacidad de sacudir al poder, porque nuestra clase política históricamente consideró válida cualquier herramienta para desplazar al rival.
La reacción de dejar las diferencias a un lado y cerrar filas por una causa común, como sucedió en Chile, parece ser lo más lejano a nuestra realidad. Los demás milagros, se sabe, pueden ocurrir en cualquier parte.

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