El anuncio realizado por el gobernador riojano Luis Beder Herrera en relación con la próxima extracción de uranio en la vecina provincia, escapa totalmente del discurso catamarqueño de la última década.
La abismal diferencia no se vincula sólo con la notable participación en los beneficios económicos del emprendimiento, que La Rioja estableció en un 22 por ciento, sino en la forma en que el mandatario posiciona a su provincia ante la actividad minera.
Beder Herrera pone condiciones y lo hace saber. Advierte que no se conformará con el 3 por ciento de las regalías como beneficio exclusivo, y avisa que “las empresas mineras que vengan a la provincia ya van a saber que así son las cosas en La Rioja”.
“Cada peso que se consigue de la Nación nos cuesta horrores. Y cuando no se tiene autonomía se pierde soberanía. Cuando no tenemos nuestro propio sustento se pierde soberanía. Nunca nos vamos a desarrollar si no tenemos autonomía y si no explotamos nuestros recursos naturales, pero cuidando el medio ambiente y con la condición de que una porción importante quede para La Rioja”, sentenció Beder Herrera, asumiendo una postura que no parece guardar relación con el criterio de Catamarca, ni siquiera en emprendimientos como el de Bajo La Alumbrera, donde además el Estado participa como socio a través de YMAD.
Para el ciudadano común queda el dilema de saber por qué una potencia minera como Catamarca no adopta una actitud similar, en particular cuando ello podría representar un incremento decisivo de los recursos que ingresan a la provincia.