Una palabra en acción
Muy pocas personas están complacidas con la realidad actual.
Pero las quejas por la falta de seguridad, el dinero que no alcanza, las deficiencias en la educación, el crÃtico servicio de salud, los ruidos molestos...forman parte de nuestra vida cotidiana, nos duelen, enojan y rebelan.
¿Qué hacemos frente a estas situaciones que en la mayorÃa de los casos son estructurales, de vieja data y de apariencia irreversible?
Si sólo nos quejamos entre amigos, en el trabajo, en otros ámbitos, puede servirnos para hacer catarsis, pero nada más.
¿Entonces qué podemos hacer?.
Participar.
SÃ, participar. Hay múltiples formas de participación, para conocer, sugerir, aportar, innovar. Pero si sólo queremos una buena vida pero que nos la procuren otros, nos merecemos lo que nos está pasando.
Hablamos de bien común, de solidaridad, de justicia, de paz, pero estos objetivos sólo se consiguen con esfuerzo mancomunado y renunciamientos.
El peronismo celebra hoy el DÃa de la Militancia, porque recuerda haber perseverado a pesar de la proscripción, de la adversidad y por diecisiete años sus militantes esperaron el regreso de su lÃder, el Gral. Juan Domingo Perón, exiliado en España, regreso que tuvo lugar aquel 17 de noviembre de 1972.
La celebración es una oportunidad para pensar en la militancia, palabra que por abusos y bastardeos, en algunos oÃdos suena mal. Pero en realidad su práctica está del lado de la virtud.
Esa participación comprometida por un bien que no es sólo el individual, es militancia. Esa vivencia de generosidad, entrega, desvelo por algo que excede a los propios intereses, es militancia. Esa búsqueda de instancias superadoras, es militancia. Ese no resignarse ante las dificultades, es militancia.
Si hubiese más militantes y menos espectadores crÃticos, la realidad podrÃa ser mucho mejor.