El último fin de semana, las dos ligas más importantes del fútbol provincial desarrollaron las instancias decisivas de sus competencias.
La Liga Capitalina y la Liga Chacarera de fútbol, que son las que tienen mayor poder de convocatoria por la densidad demográfica de la región que abarcan, definieron sus Petit torneos, clasificatorios para la próxima edición del Torneo del Interior. Participaron varios de los equipos más tradicionales, como San Martín de El Bañado, Independiente de San Antonio, San Lorenzo de Alem y Américo Tesorieri.
La oferta, en resumen, es de lo mejor que puede ofrecer el fútbol local, y la realidad indica que entre las dos canchas asistieron poco más de 5.000 personas. El flamante estadio de fútbol, próximo a inaugurarse, tiene una capacidad estimada en 28.000 espectadores, número que prácticamente sextuplica la concurrencia de las dos ligas más grandes de la provincia en dos finales.
En jornadas corrientes, con suerte se reúnen 1.000 espectadores. Con pocas excepciones, como Villa Cubas, son pocos los equipos capaces de movilizar público. La pregunta emerge sola y no por reiterada pierde vigencia: ¿cómo se aprovechará en toda su magnitud un estadio de fútbol que supera abismalmente la convocatoria de este deporte?
Es tarea para las autoridades pensar, escuchar propuestas y diseñar un plan de actividades que justifiquen la magnitud de la obra concluida. Porque es un hecho que el fútbol catamarqueño, con este presente, no puede hacerlo.