Una mala señal

El Tribunal de Cuentas confirmó finalmente (esperemos que se cumpla) que los recursos provenientes de las regalías mineras no pueden ser utilizados en gastos corrientes, con lo cual se cierra otro capítulo de una polémica que debería ruborizar a más de un funcionario.
jueves, 5 de agosto de 2010 00:00
jueves, 5 de agosto de 2010 00:00

Ocurre que cada catamarqueño, y en particular quienes asumieron la responsabilidad de administrar los bienes públicos, sabe que la explotación minera genera ingresos cuyo costo es la utilización de recursos no renovables.
Las toneladas de oro que se retiran del suelo catamarqueño jamás volverán, motivo por el cual utilizar bien el dinero que las regalías generan es una cuestión que ni siquiera debería discutirse. No puede este punto ser materia de debate, entre otras razones, porque desde el momento en que se reguló la utilización de estos ingresos, se determinó claramente que sólo podían destinarse a obras de infraestructura e inversiones que redundaran en una mejor calidad de vida.
Construir hospitales, escuelas, caminos, proveer energía eléctrica, agua potable, cloacas, son gastos que justifican el consumo de un patrimonio que no se recuperará.
Pero recibir ese dinero y aprovecharlo para cumplir un par de meses con el pago de sueldos (por no mencionar otra clase de irregularidades), es una torpeza injustificable. Para que las cuentas cierren, es más recomendable cuidar los gastos, y de paso detener la marea de nombramientos en la Administración Pública.
Que haya que decirle a nuestros gobernantes que el dinero de la minería debe ser bien utilizado, es como tener que advertirle a un médico que debe intentar salvar al paciente y no matarlo.

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