Nuestra Editorial

Incomprensible desorganización

viernes, 6 de agosto de 2010 00:00
viernes, 6 de agosto de 2010 00:00

Es inexplicable que, en pleno año 2010, con todas las comodidades que ofrece la tecnología y con la experiencia acumulada durante décadas, todavía no se haya encontrado la manera de organizar el pago de sueldos a los empleados públicos.
Ayer, hubo trabajadores que llegaron a esperar tres y cuatro horas a la intemperie, desde la madrugada y con temperaturas mínimas, para percibir parte de sus salarios.
El último jueves, virtualmente se invitó a todos los agentes de la Administración Pública a pasar por los cajeros -incluso sumaron a los docentes, adelantándoles la fecha de pago-, y a media mañana los cajeros quedaron sin dinero.
Si se considera que el Estado le paga a decenas de miles de personas, y que cumple la misma tarea no menos de dos veces al mes, cuesta entender por qué no se piensa o se diseña un sistema más ágil.
La liquidación de haberes es un trámite corriente, no un acontecimiento extraordinario. Jamás toma a las autoridades por sorpresa, ya que son ellas mismas quienes definen las fechas de pago. Es inadmisible, por esa razón, que mes a mes la modalidad desemboque en desórdenes y colapsos.
El problema central es la desorganización, y la esencia es el desinterés, ya que si no les preocupa optimizar su propia tarea, al menos podrían mostrar un poco de respeto por quienes tienen que someterse a toda clase de incomodidades para cobrar lo que les corresponde.

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