Hoy se celebra en todo el planeta el “Día Mundial del Corazón”, una iniciativa de la Federación Mundial del Corazón (World Heart Federation) impulsada con el objetivo de crear conciencia en la población acerca de las enfermedades cardiovasculares y promover su prevención y control, actividad que encontró el auspicio de la Organización Mundial de la Salud y la UNESCO.
El corazón tiene la particularidad de que sólo es tenido en cuenta, generalmente, por aquellos que ya sufrieron un problema, pero el resto de las personas lo descuida por completo, en ocasiones, hasta que es demasiado tarde para revertir el daño.
Con la instauración de este día se intenta precisamente que el gran público conozca mejor los métodos para reducir al mínimo los factores de riesgo, por ejemplo no fumar, mantener el peso corporal controlado y hacer ejercicio regularmente.
Se trata de una cuestión delicada y de impacto masivo, mucho mayor de lo que se supone: las enfermedades cardiovasculares y los infartos causan 17,5 millones de muertes al año, tantas muertes como la suma de víctimas provocadas por el SIDA, la tuberculosis, la malaria y la diabetes, todas las variantes del cáncer y todas las enfermedades respiratorias crónicas juntas.
Extrañamente, la misma población que entra en pánico ante la presencia de virus y bacterias, no le presta atención al peor enemigo.
Pero el cigarrillo, el sobrepeso y el sedentarismo, son implacables al momento de cobrarse las cuentas pendientes, de modo que lo mejor es no darles ninguna oportunidad de negociar con nuestra salud.