Editorial

Desconfianza

El gobierno debe recuperar la confianza de la población para que sus anuncios sean creíbles.
jueves, 9 de septiembre de 2010 00:00
jueves, 9 de septiembre de 2010 00:00

El fallecimiento de un joven por meningitis generó alarma y preocupación, no sólo en la comunidad educativa y en la población en general, sino en las autoridades de Educación. De hecho, cerraron “preventivamente” sus puertas, las aulas de la Universidad Nacional de Catamarca, donde trabajaba la víctima.
Estas decisiones son innecesarias si es que se da crédito a los informes oficiales del Ministerio de Salud, que a través de su departamento de Epidemiología explicó que el caso fatal de meningitis responde a una afección diferente a la detectada en la joven dominicana, y que en este caso no es un mal contagioso que pueda transmitirse de persona a persona.
Hace pocos días, en este mismo espacio, El Esquiu.com destacaba el valor esencial de la información en campañas preventivas de salud, y advertía que la confusión podía ser tan peligrosa como un virus o una bacteria.
Poco ayudó, en ese contexto, la situación vivida durante la jornada del último miércoles, cuando simultáneamente se anunciaba que la UNCA cerraba sus puertas hasta el próximo lunes y que no era necesario desinfectar la UNCA ni suspender actividades. Ayer sucedió lo mismo en el establecimiento San Jorge, donde se anunció una suspensión de clases que luego se anuló.
Detrás de esta contradicción, se revela una realidad preocupante: los anuncios oficiales de Salud perdieron credibilidad. Cuando se anuncia que no hay casos de Gripe A, los catamarqueños se preguntan si será cierto. Cuando se informa que la meningitis detectada no es contagiosa, los propios establecimientos educativos cierran sus puertas. Salud es al gobierno catamarqueño lo que el INDEC al gobierno nacional.
El quiebre en la confiabilidad del organismo data de hace dos años, cuando se anunció en plena campaña electoral que no había casos de Dengue, y luego más de 10.000 comprovincianos cayeron víctimas de la epidemia.
A partir de ahí, cada anuncio lleva a preguntarse si la situación está bajo control o se ocultan los problemas para evitar el costo político de asumir la existencia de un problema.
Lo grave es que este panorama tiene consecuencias directas en la vida de la comunidad, y sólo retomando un discurso claro y transparente, el Gobierno podrá recuperar la confianza de la gente. Algo imprescindible porque de ello depende la salud de la población.

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