Por inconvenientes técnicos, en los últimos días dejó de funcionar el “101”, número telefónico asignado para comunicarse con la Policía en casos de emergencia. Las autoridades policiales, correctamente, dieron a conocer el problema, ofreciendo números alternativos, entre ellos el “100”, que corresponde a la División Bomberos.
Más allá de la buena voluntad, lo cierto es que el “100” rara vez funciona, en parte por desperfectos que escapan a quienes deben atenderlo, y en parte porque -en un alarde de imbecilidad- es uno de los números más utilizados por quienes interpretan obstaculizar el servicio con falsos llamados como una “broma”.
Lo que resulta curioso, es que épocas en que las comunicaciones se simplificaron y avanzaron hasta límites insospechados, de la mano de un desarrollo tecnológico sin precedentes en la historia, aquí se siga dependiendo de detalles menores para ofrecer un servicio vital.
Si en países como Estados Unidos el 911 funciona desde 1968 en todos lados, como el 112 en gran parte de Europa y el 999 en Asia y África, ¿por qué aquí no se logra resolver la cuestión?
Si está disponible un sistema capaz de atender las necesidades de asistencia en ciudadaes con 5, 6 ó 9 millones de habitantes, por lógica no debería ser complicado disponer de un modo de cubrir la demanda de Catamarca, donde no se llega al medio millón de habitantes aunque se sume todo el territorio provincial.
Comunicarse con la policía o los bomberos debe ser simple y rápido, y bien podrían agendarlo como un punto a resolver las autoridades, considerando que ya transitamos la segunda década del tercer milenio.
Que a esta altura no funcione el teléfono del Comando Radioeléctrico es casi una ostentación de negligencia, porque sobran recursos económicos y técnicos para terminar con estos “escollos de antaño”.