Columna Política
Si hay una ciudad de Catamarca que, en términos políticos, es distinta de todas sus hermanas departamentales esa es Andalgalá. Allí se respira y transpira política a la vuelta de cada año, sea éste electoral o no. Desde la restauración de la democracia, además, el departamento ha aportado a los gobiernos provinciales algún vicegobernador (como el extinto Rodolfo Morán, compañero de fórmula en el primer gobierno de Ramón Saadi), un numeroso grupo de legisladores e innumerables funcionarios públicos, mientras en sus bares, plazas y cuanto escondrijo existe se discute la política como el deporte preferido. Que hoy sea escenario de conflictos por el tema minero, en orden a lo que estamos hablando, no es casual. Si alguien desconoce esta situación, debería preguntarse por qué en ciudades como Belén o San Martín, en las que también se juegan intereses mineros, no existen las controversias andalgalenses.
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Los vaivenes de la política también se reflejan en los distintos gobernantes de la “Perla del Oeste”. Tras los primeros años de predominio peronista, en 1991 ganó el Frente Cívico -hacía su debut electoral- que colocó a Amadeo Olivera como intendente. A los cuatro años se consagró el médico Ciro Aguirre, del Frente Justicialista. En el turno electoral siguiente, en 1999, retornó al poder el Frente Cívico con Juan José Felicia y en 2003, otra vez, se produjo una variante: accedió al poder el hoy senador José Perea. Si bien en 2007 consiguió la reelección por todos buscada, hay que consignar que era imposible que perdiera: fue el candidato de la alianza entre los gobiernos nacional y provincial. Y si faltaba una sorpresa, ésta ocurrió en 2013: por primera vez no ganó ni la UCR ni el PJ. Lo hizo Proyecto Sur, la opción electoral que conduce Pino Solanas y que en Andalgalá se referencia en el actual intendente, Alejandro Páez. Mañana la seguimos en este entrometido secretario que devela el galimatías político que es hoy el Concejo Deliberante andalgalense.