Editorial

Apuntes del Secretario

miércoles, 19 de diciembre de 2012 00:00
miércoles, 19 de diciembre de 2012 00:00

El martes no fue un día tranquilo para Lucía Corpacci. Posiblemente leyó El Esquiú.com, que traía exclusivas y explosivas declaraciones del abogado Mario Mayorga, e imaginó complicaciones. El ministro de Gobierno, Francisco Gordillo, le confirmó al rato sus temores. Los abogados de la Fiscalía de Estado estaban “en pie de guerra” con su curioso jefe que, por su parte, amenazaba con despojarles del poder que tienen para accionar en nombre del Estado. En horas del mediodía, la crisis desatada por el hombre en quien Lucía Corpacci había confiado como nadie (lo puso al frente, nada menos, de la Asesoría de Gobierno y de la Fiscalía de Estado), llegó a la Legislatura con vientos de escándalo. “Llámenlo a Gustavo (por Saadi) y Bertorello, yo me encargo del tema Mayorga”, habrían sido las escuetas palabras de la gobernadora a sus colaboradores inmediatos. El resto de la historia ya la conocen los lectores: despidió a Mayorga como quizá no imaginó nunca hacerlo. Directamente, sin explicaciones ni remilgos, lo echó. Allí nomás tomó el teléfono y pasó a considerar la relación con la oposición en la Cámara de Diputados, la que también terminó con decisiones de fondo y una terminante postura -costare lo que costare- de no aceptar las extorsiones que comentaremos más adelante. Por la noche, con las huellas de un día agitado en su rostro, participó del brindis de fin de año con los funcionarios, esto es, ministros, secretarios y subsecretarios.

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Si uno hace un raconto de lo que fue la actuación de Mayorga como asesor de Gobierno, se llega fácilmente a la conclusión de que su despido era “crónica anunciada”. Por empezar, media administración pública estaba parada por los pruritos del conocido abogado, para quien las leyes no puede ser interpretadas, no tienen espíritu ni pueden acomodarse a las circunstancias. Tienen que cumplirse fielmente, así se retrasen funciones esenciales del Estado (Salud, Acción Social, etc). Con ningún funcionario se llevaba bien, a tal punto que sacó un memorándum cargado de soberbia en el que, además de decirles que hicieran sus presentaciones por Mesa de Entradas, les prohibía concurrir a su oficina, y que únicamente los podía atender en caso de que lo pidiera la gobernadora, cuando ésta en rigor de justicia aconseja a todos sus funcionarios que hagan sinergia y coordinen las tareas si, al fin y al cabo, pertenecen a un mismo gobierno. Mayorga no entendió esto y más que colega, parecía un enemigo de ministros, secretarios, subsecretarios y directores. De hecho, en la cena del martes a la noche, más de una sonrisa de satisfacción se cruzó entre los funcionarios que brindaron con Lucía.

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La soberbia y los caprichos de Mayorga, para colmo, se expresaron en una circunstancia muy poco agradable para los ánimos del gobierno. El ya exfiscal subrogante se enojó por las denuncias contra dos exfuncionarios del Frente Cívico que, por lo que figura en el expediente, están seriamente comprometidos por causas que fueron instruidas durante largos meses. No fue de un día para otro. Así como disparó imprecaciones contra los abogados -a los que quería echar- por haber hecho presentaciones sin su consentimiento, también él tenía la obligación de conocer dos casos que tienen amplia difusión pública. Pero no, cual embravecido monarca, salió a reprender a profesionales igual que él sin considerar, aunque sea por un instante, que el daño mayor era para el gobierno al que lo llamaron a integrar.

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Los sucesos de la Legislatura tampoco resisten contemplaciones. Se ha llegado al máximo de la desvergüenza. El gobierno que dejó un legado de terror, ahora desde la oposición intenta por todos los medios comprometer a la nueva administración (como si hubieran sido pocos los decretazos de Brizuela del Moral antes de dejar la Casa de Gobierno) y en verdad está logrando hacer triunfar verdaderas perversidades. Se negó a prestar acuerdo a un funcionario sin que existieran motivaciones reales para hacerlo; planteó un conflicto de poderes en la Justicia adicta; no aprobó leyes fundamentales como las de Educación y Seguridad y, ahora, en sesiones extraordinarias, pretende imponer condiciones en el presupuesto que presentó el gobierno peronista para enfrentar 2013. Ni siquiera el hecho de que el año pasado, al retirarse del poder, dejó un presupuesto aprobado con más de 500 millones de déficit, conmueve a una oposición que está dispuesta a “poner palos en la rueda” como nunca antes nadie lo hizo. ¿O acaso, en veinte años, el peronismo le impidió llevar adelante los planes que, sucesivamente, tuvieron Arnoldo Castillo, Oscar Castillo y Eduardo Brizuela del Moral? Aparte, la sociedad viene a descubrir ahora que el apoyo por la emergencia de los servicios públicos que ellos mismos provocaron salió a cambio de asesorías y otras prebendas para punteros radicales que, más que empleados, son reconocidos en la Legislatura como “ñoquis de lujo”. Que ahora se los deje sin trabajo no los afecta en lo más mínimo, mucho más si se considera que “amarrocaron” dinero durante largos años y hoy tienen negocios de distinta naturaleza. Aquí los únicos que sufren son los desocupados que sí quieren trabajar. Por todo ello, la orden de Lucía de no aceptar extorsiones de ninguna naturaleza recibió la adhesión de propios y extraños.

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Los ruidos electorales comienzan a tener sus efectos. En Paclín, la agrupación “Sebastián Corpacci” lanzó días pasados la candidatura a senadora en representación de la alianza Frente para la Victoria-Partido Justicialista de la dirigente Olga Barrionuevo. La nominación se realizó durante un acto de importancia en el que hubo ponderaciones unánimes para la exconcejal, lo mismo que para quienes la acompañarían en la oferta electoral en calidad de concejales: Jorge Agüero (que no es “Yayo”) y Daniel Giménez, un reconocido profesional del distrito de Balcosna. Los postulantes, que ya trabajan dentro de la militancia peronista, sectores de la juventud y otros -conformados por radicales descontentos-, tienen que pasar por pruebas rigurosas antes de lograr sus objetivos de representar al panperonismo paclinense. Primero ante los competidores internos, entre los cuales figura el señor Cordero, quien perdió la intendencia en la elección del 13 de marzo de 2011. Y después vendría la general donde el rival será seguramente “Yayo” Agüero y los candidatos que lo secunden. Debemos recordar que este departamento resulta clave para los planes del gobierno en su pretensión de cambiar la hegemonía radical en la Cámara de Senadores. No será fácil para ninguna de las fuerzas mayoritarias. El peronismo unido tiene grandes chances de ganar. Decimos esto en virtud de las estadísticas: “Yayo” generalmente ganó al aprovechar la división rival, pero las sumas de esas divisiones superaban su propia cosecha. Cuidado con este dato… a pesar de los pergaminos del actual senador que, por cierto, no desconocemos.

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El pase de Gustavo Saadi desde la Secretaría de Gobierno de la comuna capitalina a la Asesoría de Gobierno de la provincia mereció múltiples lecturas. La más escuchada lo relaciona con las reuniones que Raúl Jalil sostuvo en Buenos Aires con el intendente Sergio Massa y el dirigente gastronómico Luis Barrionuevo, las que podrían configurar un nuevo escenario político dentro de la provincia. También llamó la atención a los analistas que el hijo del extinto médico Arnoldo Saadi haya ido a parar a un puesto eminentemente técnico en lugar de uno político, que es su fuerte. Y finalmente, los menos, opinan que el pase de Saadi fue convenido entre Jalil y Lucía Corpacci. El tiempo dirá cómo fue este movimiento repentino de piezas.

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE.
Final de los “Apuntes…” del día de la fecha y el recuerdo de hechos salientes de la política que ocurrieron hace veinticinco años atrás. Un 20 de diciembre de 1987, a escasos diez días de haber asumido la gobernación, el doctor Vicente Saadi recibe a la cúpula de la Federación Económica de Catamarca, encabezada por Carlos Nazareno. Se trata en la reunión el tema áreas de frontera y la dramática situación que vive el pueblo de Chumbicha por la inundación que, semanas atrás, se había cobrado nada menos que 18 muertes. Nazareno pide, entre otras cosas, que se levante una defensa sobre el río San Jerónimo. También don Vicente recibe ese día a la CGT Regional Catamarca y a la Unión Industrial, cuyos representantes eran Pedro Armando Carrizo y Raúl Colombo, respectivamente. Como puede verse, Nazareno, Carrizo y Colombo no reciben restricciones en materia de reelección. Siguen hasta la fecha y nadie habla de que vayan a ser reemplazados.

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La Cámara de Diputados, con discusiones pero sin extorsiones, aprueba el mismo día el presupuesto para 1988. Hubo dos despachos en aquella ocasión: uno de mayoría y el otro de minoría. Los voceros fueron David de la Barrera (PJ) y el ingeniero Raúl de Marcos (UCR-MPC).

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