¿Por qué no se dio a conocer el nombre de los ganadores el mismo 29 de diciembre cuando se realizó el Telebingo? ¿Por qué hubo premios que fueron ganados por dos o tres apostadores a la vez? ¿Por qué no compró los premios el Estado? Todos estos interrogantes, y algunos más, fueron expuestos por algunos medios de comunicación para opacar lo que, aparentemente, fue absolutamente correcto. Ahora, cuando se dejan atrás las dudas viejas -que se disipan con la simple lectura del reglamento dado a conocer por la CAPRESCA-, surge como nuevo factor de sospecha la fundación CreSienDo que, junto a la Cámara de Agencieros de Quiniela, es la que participó del armado de este Telebingo que dejó “chocho” a propios y extraños, especialmente a las instituciones benéficas.

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Sobre la fundación, se objeta el poco tiempo de existencia que tiene, el desconocimiento de los nombres de sus integrantes y la dirección donde funciona. La Caja de Prestaciones Sociales, que además de formar la sigla CAPRESCA es el Estado, debería exigir que se den todas las respuestas y terminar con una historia que, indudablemente, busca restarle brillo a una realización que tuvo un éxito rotundo y que, en el futuro, va a seguir favoreciendo a los catamarqueños en general. En cuanto al tiempo de funcionamiento, es obvio que la fundación fue creada a instancias de la propia CAPRESCA para hacer posible que los números del Telebingo cierren. Pero lo mismo hay que dar las explicaciones que correspondan.

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La persistencia en los reclamos genera otra sospecha complementaria. Al tomar el juego la CAPRESCA, indudablemente, “se pisaron algunos callos” particulares que vieron morir el negocio brillante de hacer el bingo desde los territorios privados. Desde allí se estaría alentando a algunos medios para provocar el máximo de los descréditos. De todas maneras, lo que es seguro es que este bingo no vuelve a manos privadas. A menos que cambie el gobierno y se lo vuelva a ofrecer como negocio por fuera del Estado.