Apuntes del Secretario

domingo, 6 de enero de 2013 00:00
domingo, 6 de enero de 2013 00:00

Que las elecciones se lleven a cabo en octubre en lugar de marzo, en nada cambia las características de año electoral de 2013. Desde ahora mismo todo lo que se haga, o se deje de hacer, tendrá que ver con los comicios. Que nadie se engañe en este sentido. Desde el tratamiento de las temáticas legislativas, que se llevan a cabo en pleno enero, hasta los acontecimientos en el interior de la provincia, directa o indirectamente están asociados a la cuestión electoral. De hecho ha comenzado a dar vuelta la ronda de nombres, candidaturas y especulaciones. Que haya o no haya energía, que falte el agua, que los vecinos usurpen barrios de vivienda, que renuncie un intendente, que otro cierre los comedores escolares en el verano, que aparezca Saadi, que Barrionuevo hable desde Buenos Aires (¿o de Punta del Este?), que se refloten los pedidos de internas, etc., todo tiene sabor electoral. Y el fenómeno no es una cuestión estrictamente catamarqueña. También en el país entero se vive un clima denso, pesado y cada vez más enrarecido que, por la cantidad de posiciones encontradas, únicamente tendrá definición cuando se abran en el mes de octubre las urnas.
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Por ahora nos centremos en Catamarca. Prácticamente está descartado que se repita una elección como la de 2011 donde dos fuerzas, el Frente para la Victoria-Partido Justicialista y el Frente Cívico, polarizaron el electorado y prácticamente se llevaron todos los votos….y los cargos. Ninguna otra fuerza alcanzó el piso como para imponer un diputado provincial. En 2013 ese esquema puede cambiar. Primero porque en las elecciones de renovación legislativa se extiende la preferencia del votante; segundo porque normalmente concurre menos gente a las urnas y, finalmente, porque las llamadas tercera fuerza suelen tener performances importantes. También las voces previas hablan de escisiones, tanto en el radicalismo como el peronismo. Entre los primeros, el solo hecho que no se llame a internas cuando los tiempos dan perfectamente para hacerlo, asegura que alguien puede sublevarse. ¿Chichí Sosa? ¿Alfredo Gómez? ¿Álvarez Morales? ¿Algún descorazonado con la fusión celeste-renovadora? En el peronismo el panorama es prácticamente similar. Igualmente allí se pide internas (el primero que lo hizo fue Luis Barrionuevo) y nadie asegura, en el supuesto que las haya, que los perdedores se vayan a alinear, como buenos representantes de la democracia, con los ganadores. Sí. No hay ninguna duda: 2013 será totalmente diferente a 2011.
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Con internas o sin internas, uno de los candidatos a ocupar una banca en la legislatura es el actual ministro de Gobierno. Quienes frecuentan las reuniones más secretas del kirchnerismo aseguran que Lucía Corpacci no solamente respaldó en su puesto al varias veces intendente de Pomán, sino que sería su candidato para encabezar la lista de diputados provinciales. ¿Qué tal Francisco Gordillo? Al final la novela de narcotraficantes que inventó el senador Oscar Castillo y convirtió al ministro en una especie de “pequeño Pablo Escobar” (uno de los más célebres jefes narcos de la convulsionada Colombia de los años 80) lo terminó engrandeciendo en términos políticos.
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El recorrido por los caminos del interior, asimismo, da cuenta de contingencias políticas a tener en cuenta. En Paclín, donde el senador Jorge “Yayo” Agüero irá en busca de su quinto mandato (fue electo en 1997, 2001, 2005 y 2009), el peronismo está en estado deliberativo. Hay por lo menos dos candidatos que están lanzados. Uno es la exconcejal Olga Barrionuevo, que ha reunido importantes avales y se ha fortalecido por la renuncia de quien podía ser uno de los eventuales rivales internos, Marcelo Cordero, el presidente del Consejo Departamental del PJ que, en forma indeclinable, ha renunciado. Conforme a la información periodística, no solamente se fue del cargo, sino de la política. El “portazo” no asegura nada en cuanto a la unidad del peronismo paclinense que, por sus eternas divisiones, siempre termina favoreciendo a “Yayo”. ¿Se repetirá en 2013 la misma historia? Ya veremos, pero seguro es una elección para analizar con lupa.
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Como lo dijimos días pasados, en Andalgalá, el intendente Páez no pasa por el mejor momento. Enfrentado con la Casa de Gobierno, ha resignado un crédito que requería como el agua en estos meses de verano y no ha recibido ayuda para el pago del aguinaldo, aunque pudo cumplir con este compromiso. Pero, aparte, el Concejo Deliberante no le aprobó la obra de refacción y refundación de la Iglesia de Andalgalá, cuyo presupuesto ascendía a 8 millones de pesos. Las críticas dentro del bloque de concejales del Frente para la Victoria fue dura. Se habló de desmesurada sobrefacturación y se aseguró que el gobierno provincial podía hacer el mismo trabajo por $900.000. ¡Vaya diferencia!
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Según se comenta en los corrillos políticos andalgalenses, fue clave para la debacle de Páez el diálogo que habrían sostenido Lucía Corpacci con el concejal Ramón Ocampo, quien se sumó a los votos críticos y con el cual el oficialismo departamental perdió los 2/3 necesarios para los proyectos que requieren mayoría calificada. Entre ellos la actualización de la ordenanza impositiva, a la que muchos califican como un “impuestazo” arreglado entre Páez y los dirigentes gremiales de ATE y SOEMA. El preacuerdo se habría realizado sobre la base que sin tarifas actualizadas no se puede hablar de aumentos salariales. La situación determinó momentos de mucha tensión: los gremialistas fueron al Concejo en función de apriete, y a la movida se sumaron empleados contratados que también dependían del aumento de los impuestos. Los ediles se vieron obligados a pedir custodia policial, aunque no se libraron de recibir algunos huevazos. Como puede apreciarse, “el horno no está para bollos” en la principal zona minera de la provincia. La oposición está alerta y teme que la conducción municipal eche manos a las regalías mineras, destinada a fines específicos, no al pago de sueldos y gastos corrientes.
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Ante el complicado fin de año andalgalense (que se prolonga en los primeros días de 2013 con el cierre de los comedores infantiles con el que abrimos la presente edición), la noticia que las elecciones serán en octubre fue la única alegría entre las huestes de Páez. Consideran que en marzo estaba sellada la derrota y ahora tendrán algún tiempo para intentar la recuperación. El intendente, además de sus roces con el gobierno, también está enfrentado con la conducción radical que, meses atrás, le impidió ser candidato a presidente del comité provincial. Pero, por si fuera poco, tampoco tiene cabida en la formación Proyecto Sur que conduce a nivel nacional Pino Solanas y que fue la que lo llevó a la jefatura comunal. La concejal “solanista” Gloria Peña es la más ferviente opositora de Páez dentro del cuerpo deliberativo. Se trata de una anti minera acérrima, pero por la intransigencia de la gestión, habría unido acciones con los concejales del Frente para la Victoria, Gustavo Álvarez y Ramón Ocampo. Por descarte, y peleado con casi todos, la única salida electoral para el intendente sería presentarse a los comicios con el partido departamental “Juan Chelemín”, aunque no se deja de lado que, ante la difícil situación, inicie muy pronto una ronda de diálogo con sectores políticos y sociales de “La Perla”, cosa que no hizo desde el inicio de su gestión.
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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. Como ocurre todos los domingos, martes y jueves, cerramos los “Apuntes…” con las nostálgicas referencias de un pasado que todavía se relaciona o influye en el presente. El 6 de enero de 1988, hace exactamente 25 años, el intendente José Guido Jalil expresaba una frase demasiado elocuente: “El único aviador que quedará en la Municipalidad seré yo, que trabajo 12 horas por día”. La referencia surgió porque días antes habían sido despedidos varios asesores radicales que venían de la gestión anterior. Algo parecido a la reciente separación de asesores de la UCR en la Cámara de Diputados (Mamerto Acuña, Pablo Gaffet, Adrián Bulacios, Rodolfo Monayar, Francisco Monti, Hugo de la Quintana, Norma Rota y Karina Guerrero) los que, al parecer, van a ser devueltos al presupuesto por negociaciones políticas en la Cámara de Senadores. Cabe destacar para una mejor comprensión que, en los años 80, se le decía “aviadores” a los que hoy llaman ñoquis. ¿Se entiende lo que quiso decir don Guido Jalil?
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Aquel día de enero, pero en Buenos Aires, el Congreso Nacional convirtió en ley el proyecto de Coparticipación Federal de Impuestos que rige hasta el día de la fecha. Allí se determinaba que el 54,66 por ciento de la masa coparticipable iba a las provincias y el 35,34 quedaba para la Nación. Esa relación, 25 años después, ha cambiado radicalmente y tampoco se quiere modificar la ley que, imperativamente, ordenaba la reforma constitucional del 94 surgida del famoso Pacto de Olivos. También es bueno destacar que en la ley de coparticipación del ‘88, Catamarca sacó claras ventajas comparativas por la influencia decisiva de don Vicente Saadi.
 

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