Editorial

La pelea de fondo

martes, 8 de enero de 2013 00:00
martes, 8 de enero de 2013 00:00

Mar del Plata es siempre una fiesta, especialmente en el clímax del verano. Este 2013 contará con un aditamento especial, totalmente impensado y por nadie calculado. Llegará al puerto de la ciudad la Fragata Libertad, el buque escuela de la Armada Argentina que estuvo embargado en aguas africanas por el no pago de deudas a los llamados fondos buitres.
El montaje de un espectáculo especial, muy parecido a los fastos del Bicentenario de la Patria, y la presencia de la presidente de la Nación tienen motivaciones de distinta naturaleza.
Una de ellas es su valor simbólico, como estandarte celeste y blanco de la soberanía nacional. El buque, desde hace largas décadas, visita los más exóticos puertos del mundo y hace flamear la enseña nacional con gallardía que enorgullece. Su nombre tiene que ver con nuestra libertad, la que conseguimos en 1810 y que ningún engendro financiero nos puede birlar, ni siquiera intentar hacerlo. En esto, sin distinción alguna, coincidimos todos los argentinos.
Lamentablemente, y como para mantener la historia de divisiones políticas de la Argentina de los últimos tiempos, otra motivación habla del verdadero motivo de la fiesta que se realizará hoy en la hermosa costa atlántica.
Cuando la Fragata Libertad quedó incautada en un desconocido puerto ghanés, en nuestro país comenzó el tironeo por las responsabilidades que llevaron a tan triste situación.
El gobierno nacional condenó de cara al mundo una maniobra rastrera -como su misma existencia- de estos fondos de la carroña que, primero no quisieron entrar en la negociación planteada por el país y, complementariamente, buscaron la intervención de la Justicia norteamericana para cobrar “con las leyes del far west”. Afortunadamente, el Tribunal del Mar le dio la razón a Argentina sobre derechos internacionales que no pueden ser cercenados por los caprichos del poder económico y ordenó liberar la Fragata.
Mientras ello ocurría, un sector de la oposición política local y poderosos medios de prensa del país quisieron sacar ventaja del inusual acontecimiento. Apuntaron sus cañones al gobierno, a su cancillería, al Ministerio de Defensa, por supuesto a la presidente y a donde pudieron sacar un rédito. Casi como que la mítica Fragata Libertad no importara nada. Un verdadero bochorno.
Resultado final: la fiesta de hoy será del gobierno y de Cristina Fernández de Kirchner. Es la respuesta a los extravíos de otros argentinos que se equivocaron en pretender sacar ventajas de un hecho desgraciado. En todo caso, debería ser la fiesta de todos. Ojalá el sentido de la celebración apunte a eso.
 

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