El gobierno continúa adelante con la ejecución de obras energéticas de importancia superlativa que, una vez culminadas, ayudarán notablemente a mejorar el servicio y dejar de depender del apoyo de los costosos generadores. Una de ellas es la famosa línea de alta tensión San Martín-Capital, que implicará un nuevo vínculo de la ciudad con el Sistema Interconectado Nacional. Esta infraestructura había sido lanzada por el exgobernador Brizuela hace más de cuatro años y, mucho antes de dejar la gestión provincial, quedó abandonada. La administración peronista la reflotó con mucho trabajo, renegociando los pagos con la contratista y, en julio pasado, Lucía Corpacci dejó habilitada la estación de maniobras de San Martín. En ese acto, aclaró que faltaba el segundo tramo, incluyendo la estación de Divisaderos, en Capayán, y el cableado hasta Valle Viejo. Esa obra es la que se está apurando ahora, para contar cuanto antes con el ansiado refuerzo eléctrico.

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Sin embargo, y antes de poder conectar la nueva línea, la provincia debe resolver el conflicto que existe con La Rioja, que objetó la construcción, ya que argumenta que podría afectarse la calidad de su prestación. Es que, para ahorrar costos, los técnicos catamarqueños decidieron “enganchar” la línea en otra que va hacia territorio riojano. Más allá que la vecina provincia tiene una infraestructura energética de mayor envergadura, y no debería tener problemas, igual reclamó ante la Nación que no autorice la obra local, situación que sigue sin resolverse. Sin ese paso legal, la obra no podrá integrarse a la red eléctrica federal.

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Los otros trabajos que se reactivarán son los correspondientes al tendido de 33 KV entre Ampajanjo y la ciudad de Santa María. Con un presupuesto de casi siete millones de pesos, se relanzó esta importante línea -también inconclusa- que permitirá un cambio total en el servicio para los habitantes de esa zona de la provincia.