Columna Política

viernes, 1 de febrero de 2013 00:00
viernes, 1 de febrero de 2013 00:00

El Festival de El Fuerte, en términos políticos más que culturales, ha dado que hablar. Si bien se trató de un éxito en materia de concurrencia -en la noche del domingo llegaron al rectángulo de Tiro y Gimnasia cerca de 11.000 personas- y, aparte, no hubo un solo incidente, lamentablemente se reflotó la dicotomía minera. Esto es, los que están a favor y los que están en contra. Desde antes del inicio del evento hubo veladas disputas. En paredes de la ciudad aparecieron pintadas contra el intendente Páez porque, supuestamente, los costos del festival corrían por cuenta de Minera La Alumbrera. La palabra “entregador” figuró entre los grafitis.

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Sin embargo, la información oficial señala otra realidad. En el presupuesto que Páez elevó al Concejo Deliberante, en su página 43, habla del Proyecto 38 referido al “Mantenimiento del Festival de El Fuerte - $200.000 a pagarse con dinero de regalías mineras”. Los gastos, cuantiosos como cualquier festival que presente figuras como Abel Pintos ($150.000, más pasajes y estadía), León Gieco ($120.000) o Sergio Galleguillo ($100.000), se cubrían además con una rifa de $100 cada número (por un auto 0KM y dos motos); el producido de la venta de bebidas en el interior del predio y aproximadamente $1.000.000 por las entradas. Si tenemos en cuenta que el costo total (incluyendo cartelera, escenario y sonido) fue de aproximadamente $2.500.000, resulta difícil no pensar en pérdidas.

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Sin embargo, todas estas cifras son meras especulaciones. Los números finitos de “El Fuerte” siempre fueron secretos de Estado. Por caso, todavía el Concejo Deliberante no tiene la rendición de la edición 2012. Por lo menos dos de sus integrantes, Gustavo Álvarez y Gloria Peña, aseguraron no contar con rendiciones. Más allá de eso: la disputa mineros-antimineros siguió después de que se silenciaron bombos y guitarras. La Cámara de Proveedores, por ejemplo, criticó consignas ambientalistas y dijo que al festival “lo pagamos todos”. Razones no le faltan.

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