Malos recuerdos

lunes, 4 de febrero de 2013 00:00
lunes, 4 de febrero de 2013 00:00

La muerte de Lino Oviedo a muchos les trajo recuerdos de un tramo de la historia regional latinoamericana. Carismático, egresado de la Escuela de Guerra de Alemania, Oviedo era un favorito de Alfredo Stroessner, el dictador que sojuzgó al pueblo paraguayo durante 35 años. Pero el 3 de febrero de 1989 se plantó frente a su protector para exigirle una rendición. Esta acción lo convirtió en uno de los héroes del golpe militar que encabezó el general Andrés Rodríguez para derrocar al octogenario dictador. Al haber ingresado desde el ámbito militar al mundo de la política, se convirtió también en el protagonista de todos los golpes de Estado, inclusive el que mediante un celerísimo juicio político llevó a la destitución de Fernando Lugo, el 22 de junio del año pasado.
El 23 de marzo de 1999 en pleno centro de Asunción mataron al vicepresidente paraguayo Luis María Argaña, a un guardaespaldas y a su chofer. En la madrugada del 27 de marzo las protestas ciudadanas en demanda de responsabilidades para los culpables del magnicidio recibieron como respuesta una lluvia de balas de francotiradores que causaron la muerte a cuatro jóvenes e hirieron a un centenar de personas. Al día siguiente Oviedo, acusado de ser el ideólogo de estas acciones (y condenado en ausencia), huyó en una avioneta a Argentina donde obtuvo asilo político de Carlos Menem. En nuestro país hizo numerosas declaraciones políticas en medio de una fuerte polémica por haberlo asilado, pero esa protección le duró poco porque pasó a la clandestinidad el día anterior a que asuma De la Rúa. Fue apresado en Brasil en junio de 2000. Después logró ser absuelto de condenas anteriores, se reubicó en el poder y se candidateó –una vez más- para las elecciones de abril próximo.
Murió intentando alcanzar la soñada presidencia del Paraguay, dejando tras de sí una historia de violencia y atropello institucional que el vecino país aún no ha podido superar.

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