La presentación del Plan Agroindustrial Provincial, concretado el lunes, contuvo buenas noticias. Aparte de los aportes por 11 millones a la producción, se firmaron convenios que van a favorecer a sectores que estaban desprotegidos, como ser los productores de membrillo de Andalgalá que, obligados por nefastas reglas de juego, debían prácticamente regalar el fruto de su trabajo. Nada más y nada menos que unos tres millones de kilos que entregaban “a los pescadores de oportunidades” al precio irrisorio de 60 ó 70 centavos. También la actividad vitivinícola, menos castigada que la de los membrillos, se va a ver favorecida por las medidas que anunció el gobierno. Pero, además, se ha ratificado la necesidad de crear empleo genuino, lo que no es poca cosa en una provincia donde todos piensan en el puesto público.

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Volviendo a los anuncios dados por la gobernadora y su ministro de Producción, Ángel Mercado, será la Agencia para el Desarrollo de Catamarca la que subsidiará el precio de la uva tinogasteña puesta en la Bodega Saleme, cuyo titular -Miguel Saleme- fue el encargado de refrendar el acuerdo que duplica el valor de un kilogramo de uva con respecto a 2012. Características parecidas tiene el convenio firmado en Andalgalá. Allí será la minera SOMICA DEM, que administra la producción de rodocrosita, la que comprará a los productores el membrillo y la empresa JATROPHA se encargará de elaborar y almacenar la pulpa, en tanto la cooperativa “El Fuerte” la comercializará en acuerdo con SOMICA.

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La gobernadora, que recibió el incómodo legado de una administración pública repleta de empleados y con escasa preparación para las tareas asignadas, se diferenció de la gestión anterior. Para ello defendió la creación de empleo genuino al señalar que “en Catamarca existieron políticas de olvido que hicieron que el productor prefiriera entrar al municipio y garantizarse un sueldo, aunque sea mínimo, a seguir sosteniendo la producción”. Inobjetable definición.