Editorial

No violencia

viernes, 1 de marzo de 2013 00:00
viernes, 1 de marzo de 2013 00:00

A diez años de los disturbios que obligaron a suspender las elecciones provinciales de Catamarca, con quemas de urnas y otros desmanes públicos, la memoria colectiva mira en dirección a Luis Barrionuevo, en ese entonces senador nacional y frustrado candidato a gobernador de la provincia. Aunque hay otros -los menos- que miran como causante de esos hechos a quien en esos momentos era gobernador de Catamarca, Oscar Castillo, por considerarlo el incitador desde las sombras.
Un repaso histórico que no pretende ser completo ni indiscutible, permite recordar que cuando Barrionuevo se autopostuló, Castillo habría desistido de ser candidato porque las encuestas lo ponían muy por debajo del gastronómico. Sería por esa razón que le cedió a Eduardo Brizuela del Moral el espacio para ser candidato y si bien éste sumaba más adhesiones, éstas no eran suficientes para ganarle a Barrionuevo. Habría sido ese el motivo por el que buscaron impedir que el dirigente gremial pudiera ser candidato a gobernador, invocando la falta de residencia en la provincia, requisito que no tuvieron en cuenta cuando fue candidato y resultó elegido senador nacional por Catamarca. Según sostenían quienes conocían bien a Castillo, éste sabía -y esperaba- que Barrionuevo se obstinaría y los hechos conducirían a lo que finalmente sucedió.
De tener algún asidero estas versiones, no justificarían de ningún modo que el gremialista haya insistido para que las boletas con su candidatura estuvieran en los cuartos oscuros porque no estaba judicialmente aprobada, ni mucho menos que se hayan quemado las urnas y producido los disturbios, porque se consideraba proscripto.
La entonces presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, Cristina Fernández de Kirchner, el radical mendocino Raúl Baglini y la catamarqueña Marita Colombo, entre otros, consideraron que esos hechos lesionaban gravemente al sistema democrático y empañaban la imagen del Senado porque uno de sus miembros estaba seriamente involucrado, razón por la cual propiciaban la expulsión del legislador. Lograron mayoría pero no los dos tercios, razón por la cual el catamarqueño siguió ocupando su banca en la Cámara alta nacional.
La evocación de aquellos acontecimientos invita a renovar el compromiso con las instituciones democráticas, desestimando el camino de la violencia encubierta o explícita.

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