Apuntes del secretario

lunes, 18 de marzo de 2013 00:00
lunes, 18 de marzo de 2013 00:00

La candidatura a diputado nacional de Eduardo Brizuela del Moral, a pesar de que el “guzmanismo” la quiere para el exintendente de la Capital, parece ser hecho consumado. Todos, hasta los propios peronistas, comentan que mide bien, pero nadie muestra los números o una encuesta que avale tales afirmaciones. De cualquier manera, todo gobernador que deja su puesto queda con márgenes de adhesión popular importantes y si alguien tiene dudas, repasemos algunos casos. Arnoldo Castillo, que sobrellevó el contrapeso de ser gobernador del Proceso, tuvo tantas adhesiones que volvió al codiciado puesto en tiempos democráticos; Vicente Saadi, intervenido a mitad del siglo XX por Juan Domingo Perón, se recuperó y ocupó los cargos que se propuso; su hijo Ramón Eduardo llegó a disputar gobernaciones casi una década después de haber dejado -de la peor forma- el máximo poder y sus votos, por lo menos, le alcanzaron para ser, primero diputado y, más tarde, senador de la Nación. El propio Oscar Castillo abandonó la Casa de Gobierno con una imagen equis y pudo mantenerla para seguir ocupando posiciones. Inclusive, tiene mandato de senador nacional hasta fines de 2015. ¿De qué manera Brizuela del Moral, que no retuvo la gobernación por una diferencia de aproximadamente 8.000 votos, podría ser un candidato sin chance cuando, ayer nomás, dejó el puesto de Jefe de Estado provincial? Claro que tiene votos. Le alcanzan y seguramente le sobran para ser diputado nacional. El interrogante político es otro: ¿podrá ganarle, desde la oposición, al candidato oficialista en la elección del 27 de octubre?

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Si se confirma su candidatura, por la mayoría o por la minoría, Brizuela del Moral marchará al Congreso de la Nación, en el que supo estar cuando le tocó ser senador (del 10 de diciembre de 2001 al 10 de diciembre de 2003). Claro que una cosa es que gane la elección y otra que la pierda, situaciones fácticas que tienen que ver con su futuro político. Sus adeptos, o sea los renovadores (no los castillistas), dicen que la diputación nacional sería el paso previo para recuperar el comando provincial en 2015. Nosotros decimos que, efectivamente, puede ser su trampolín para volver a ocupar el preciado sillón que le arrebató Corpacci, pero también puede ser su tumba. Ocupar una banca es eso: la gloria o el anonimato más cruel. Ir a calentar una silla, no hacer proyectos de trascendencia o no ocupar posiciones de relevancia dentro del andamiaje legislativo es el camino más seguro hacia el ostracismo. Y Brizuela del Moral no se ha destacado en su larga trayectoria por ser un político de fuste, un gran orador ni, mucho menos, un prototipo de sacrificio. Es más: él siempre crecía en las encuestas cuando más silencio hacía. A partir de esto viene la segunda pregunta: ¿realmente le conviene ser diputado nacional?

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Muchos mal intencionados de afuera del radicalismo y otros muchos de adentro (¡sí, que los hay!), aseguran en la intimidad que facilitar el traslado de Brizuela del Moral al Congreso es otra “jugada maestra” del senador Castillo para terminar de “cavarle la fosa” y abrir el camino a su propia candidatura a gobernador 2015 o la de alguno de sus amigos o familiares. Castillo sabe bien que el exgobernador, ocioso es decirlo, no es un Vicente Saadi, un José Furque o un Pedro Villarroel. Ni siquiera le empata a un Horacio Pernasetti o a un Genaro Collantes. Y a esto no lo decimos sólo nosotros. Días pasados, la mesa política “Raúl Ricardo Alfonsín” salió al cruce de la fórmula Brizuela del Moral-Guzmán, la que perdió en 2011, indicando que la idea del senador Oscar Castillo es desgastar a Brizuela enviándolo al Congreso y, en absoluto, tiene voluntad de cambio. Esto último ya lo sabemos: el senador mantiene a su lado a sus escuderos más fieles y, por lo que se sabe, no los piensa relevar. En cuanto a la relación con Brizuela del Moral, se conoce que no es una historia de amor. Por ahora lo necesita y puede hacerse el amigo, pero en la intimidad de la conducción celeste hay conciencia de que hasta festejó la derrota del 13 de marzo de 2011. Nada es eso. Hizo compromisos con el propio kirchnerismo que, posteriormente, no pudo cumplir por negativa de sus correligionarios de la Cámara de Senadores. Allí dio marcha atrás y armó el “matrimonio por conveniencia” con Brizuela del Moral quien, por su lado, tampoco puede funcionar solo.

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Luis Barrionuevo festejó un nuevo cumpleaños. Se trató del aniversario número 71 (nació en marzo de 1942), para el que reunió en la sede gastronómica de la avenida de Mayo (Capital Federal) a amigos y familiares que, según consigna el diario Ambito Financiero de ayer, totalizaron unas cien personas. Las más notables fueron su amigo de siempre Enrique Nosiglia (exministro de Raúl Alfonsín y, por años, tutor político de Oscar Castillo); el empresario Aldo Elías (relación que viene de las épocas de Menem), los sindicalistas Carlos Acuña (estaciones de servicio) y Horacio Valdez (industria del vidrio); el exsecretario menemista Miguel Ángel Vicco (famoso por la leche contaminada); el expresidente de Independiente (club del que Barrionuevo es hincha) Julio Comparada; el exfutbolista Norberto Osvaldo “Beto” Alonso y el cantante Raúl Lavié. Por cierto, participó del homenaje su esposa Graciela Camaño y su hermano político Dante Camaño. La publicación no da cuenta de la presencia de algún catamarqueño, lo que de alguna manera sorprende por el hecho que “Luisito” se ha anotado para disputar la banca de diputado nacional en representación de la provincia el venidero 27 de octubre. ¿Dónde están sus aliados catamarqueños de la hora actual?

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Ya es una constante entre los radicales. Acusar al gobierno nacional de discriminación. La estrategia funcionó muy bien hasta 2009, año en el que Brizuela del Moral, con esa muletilla de campaña, se alzó con un gran triunfo electoral. A partir de que, en 2011, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, le preguntó en Casa de Gobierno al exgobernador “cuál era la discriminación, si es que realmente existía” y éste se quedó mudo delante de un periodista de El Esquiú.com (entre otros), todo parece haber cambiado. A la gente lo único que le interesa es que la Casa Rosada apoye a Catamarca y el reciente anuncio de que, en 2013, se invertirán más de 700 millones más en obra pública, ha caído muy bien. Primero porque contradice la campaña radical, iniciada por Oscar Castillo y Horacio Pernasetti, de pretender imponer que Lucía Corpacci estaba aislada del gobierno central y, segundo, porque se dijo claramente que las obras se distribuirán entre todos los municipios, sean radicales o peronistas. La molestia de algunos intendentes “rojiblancos” por no haber sido invitados a la reunión con el ministro de Planificación, Julio De Vido, por otra parte, dio lugar a una dura respuesta de los kirchneristas (Jorge Herrera, Elpidio Guaraz, etc). Recordaron que durante el mandato radical no fueron tenidos en cuenta, particularmente por el exgobernador Brizuela. Dijeron de él, “no nos recibió nunca, ni escuchó nuestros pedidos por el hecho de ser peronistas”. La expresión tiene alguno asidero, especialmente para los que conocen a Brizuela y saben de su acendrado antiperonismo.

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. Como lo hacemos habitualmente, terminamos los “Apuntes del Secretario” con el repaso de hechos que sucedieron hace 25 años atrás y pueden tener alguna relación con el presente.
Un 18 de marzo de 1988, la Sociedad Rural de Catamarca, durante una conferencia de prensa, da a conocer la marcha de la institución. Fueron sus voceros quien era presidente de la institución, Hugo Rodríguez, acompañado por el vicepresidente segundo, Francisco Sotomayor, el secretario Ricardo Retamozo y el presidente de la Comisión Fiscalizadora, doctor Pedro Sofiel Acuña. Las principales metas de la entidad, según se explicaron en aquella oportunidad, tenían que ver con la electrificación rural, la comercialización de la hacienda y también fue objeto de comentarios el proyecto de código rural. Como podrán apreciar los lectores, hasta el día de hoy se trata de materias pendientes, lo cual ratifica ampliamente que a lo largo de la historia siempre hay más promesas que hechos concretos.

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También en marzo de 1988, los diputados nacionales por Catamarca, Carlos Rosales y Dermidio Herrera, presentaron un proyecto de Declaración solicitando al Poder Ejecutivo Nacional la vigencia plena de lo que fue la Ley de Promoción Industrial para las provincias de Catamarca, La Rioja, San Luis y San Juan. El diputado Hugo Socchi, cabe destacarlo, había presentado en aquella época un proyecto pidiendo su derogación, y haciendo resaltar que el régimen perjudicaba ostensiblemente a Mendoza y lo terminaba pagando el conjunto de las provincias. Por supuesto que el reclamo cuyano atesoraba buenas razones y, en los años siguientes, cada vez se hizo más difícil mantener un régimen que terminó desnaturalizado (a fines de 2012) porque la provincia, al menos la nuestra, no supo aprovechar aquella herramienta promocional para cambiar sus estructuras empresariales y comerciales. En cuanto a los presentantes del proyecto de defensa catamarqueña de los años ochenta, hay que recordar que Rosales ocupa un importante cargo en el actual gobierno y Dermidio Herrera -caudillo chacarero- falleció hace varios años.

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