Columna política

martes, 19 de marzo de 2013 00:00
martes, 19 de marzo de 2013 00:00

La promesa de colaborar con el gobierno, expresada en distintos momentos por los máximos representantes de la UCR -a excepción de Brizuela del Moral, que varió desde el silencio a los ataques frontales-, ha quedado en aguas de borraja. A poco de andar y después de que Lucía Corpacci diera a conocer su mensaje inicial como primera mandataria, surgieron las jugadas orientadas, más que a favorecerle, a ponerle inconvenientes. Esta oposición casi salvaje -la misma que, con resultados lamentables, se lleva adelante en el orden nacional- se inició antes de que el peronismo retomara el comando provincial. La famosa transición marzo-diciembre de 2011 escondió las peores mezquindades de un gobierno que no pudo absorber su caída.

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Desde el rechazo del pliego de Denett como fiscal de Estado hasta los argumentos que se antepusieron para aprobar el presupuesto 2013, se recorrió un largo espinel de problemas, entre los que se destacan la no aprobación de las leyes de educación, seguridad e impositiva, la cual hoy repercute negativamente en las finanzas del Estado. Otras iniciativas ni siquiera llegaron a la Legislatura por la obstrucción permanente de que hizo gala el bloque opositor dentro de la Cámara de Senadores. La tarea de conspiración siguió con pedidos de informe que, en algunos casos, pudieron ser razonables, pero en otros fueron virtuales chicanas.

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La última del radicalismo tiene que ver con la solicitud de aumento a empleados públicos. Aquí ya se pierde toda seriedad y se comienza a transitar por caminos de máxima irresponsabilidad. La UCR pide el 30%, una cifra que en paritarias -aquí no las hay por la ausencia de representación gremial del sector estatal- no logró ningún sector en el país. Hasta los más críticos del kirchnerismo establecen la inflación en un 25% y la UCR va más allá. Se nota claramente que no está en el gobierno y no le importa un bledo que -cuando fue la creadora del agujero negro salarial- un buen día no haya dinero para pagar.

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