En las redes sociales los usuarios se manifiestan casi sin límites sobre cualquier tema. Sus ideas, sentimientos, preocupaciones son expresadas con palabras, imágenes y gestos que se comparten, discuten, consultan. La alegría y la tristeza, el amor y el odio, el consenso y el disenso, todo tiene cabida. En este contexto suelen publicarse acusaciones graves, insultos, descalificaciones, que parecen salir desde las vísceras más que del cerebro. Seguramente nacen de la impotencia o el dolor, pero aún así pueden configurar calumnias o injurias.
En nuestra web no podemos publicar comentarios que señalen a personas o instituciones como autoras de delitos. Esta regla está expresada en un recuadro adjunto al formulario donde los lectores tienen su espacio para comentar. Tampoco debemos publicar agresiones personales que excedan largamente la cuestión tratada en la nota motivo del comentario. Sí se pueden difundir opiniones en contra de ideas o acciones, más si éstas aluden a personas que eligieron una actividad pública y por lo tanto se saben expuestas a la crítica por sus actos. Pero si esas opiniones contienen graves imputaciones, no podemos difundirlas. Esas acusaciones debieran hacerse ante la Justicia y entonces, sí, podremos darle cabida periodística.
Hay lectores que se enojan porque no publicamos sus comentarios cuando contravienen estas reglas básicas. Pero esta limitación que podría entenderse como censura, en realidad no lo es. Sólo se trata de mantener en este espacio de opinión y de debate las mismas reglas que existen en la sociedad expresadas en las Leyes y los Códigos.
Nuestro interés en no censurar es tal, que –lógicamente- siempre publicamos lo que se dice en contra de El Esquiú.com sea por el contenido de una nota en particular o por su línea editorial. Y esto bien lo saben los lectores que habitualmente comentan en nuestra web.
Alentamos el ejercicio del debate, libre y afilado, pero necesariamente debemos respetar lo que marca el Derecho.