La tragedia de la avenida Ocampo en la que, al ser embestido en plena madrugada por el vehículo que conducía Elián Kotler, perdió la vida el joven Pablo Camaño, será un capítulo más de discusiones eternas que la Justicia de Catamarca no resuelve. De hecho, a la gente común le parece un despropósito que quien segó la vida de una persona joven e hirió a dos mujeres que se conducían en un remís, haya recuperado la libertad casi en forma inmediata. Por más que el delito que se le imputa sea excarcelable -homicidio culposo agravado-, nadie mira con buenos ojos a Javier Herrera, el fiscal que tomó la determinación. Muchos menos las víctimas, cuya indignación -en estos casos- no tiene límites.

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El doctor Julio Sánchez, titular de la Asociación de Víctimas de Tránsito, salió con los tapones de punta contra el fiscal. Lo trató de “trápala” y mantuvo su tesitura de que quienes conducen un vehículo irresponsablemente y provocan tragedias tienen que terminar en la cárcel. Uno de sus hijos, como se recordará, fue atropellado y muerto a la salida del puente de Sumalao por el vehículo que conducía con alcohol en sangre Esteban Casas. A partir de ese hecho, en actitud loable, defiende a las víctimas hasta el punto de haberse convertido en enemigo de una Justicia que deja mucho que desear.

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No sabemos qué pasará con Kotler ni estamos abriendo juicio de valor, pero desde ya adelantamos que su destino final dependerá del juez que le toque. Es que hay dos: uno que condena con cárcel y otro que condena sin cárcel. Esto es lo que la Justicia no termina de definir, mientras tanto hay quienes caminan alegremente por la calle y otros pierden la libertad por casos similares. Por lo pronto, Analía Carena -una conocida profesional de la radiodifusión y madre de la víctima- ha dicho que “la ley está manejada para tergiversar la verdad a favor de otros”, aparte de criticar con desconsuelo a una testigo que habría observado el accidente y pudo cambiar su versión inicial.