Columna política
Aunque no hayan sucedido incidentes o hechos que lamentar en las últimas semanas, las barras del fútbol siguen dando que hablar y, para ahuyentar situaciones no queridas, deben ser vigiladas. Lograr el objetivo, desde la Policía o los órganos de seguridad, demanda hacer inteligencia y evitar que se consumen los hechos. Una vez que ocurren ya nada sirve. Por lo pronto, siguen en el Argentino “B” tres equipos locales -Policial, San Lorenzo y Unión Aconquija- y ojalá les vaya muy bien. El que ha quedado eliminado fue Villa Cubas. Dejó la competencia, no por el déficit futbolístico (de hecho no perdió con sus pares catamarqueños), sino por la inconducta de hinchas y jugadores, porque cada que perdió terminó con expulsiones y escándalos. ¿Cuándo aprenderán a enfrentar la adversidad los catamarqueños?
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Sin embargo, la eliminación dejó datos para los registros de inteligencia, lo cual ya es un tema político, no deportivo. Su suerte, en la última fecha, dependía de un triunfo que no fue posible y que Unión de Villa Krause no le ganara a Policial, cuestión que todos consideraban posible porque el equipo local es superior y cedió apenas un partido en casa. Sin embargo, “no transpiró” demasiado la camiseta para favorecer a sus comprovincianos y quedó la sensación que no había convicciones para ganar o empatar.
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Numerosos hinchas de Policial y algunos jugadores, en la intimidad, aceptaron que hubo aprietes de la barra para que fueran a menos y ni se les ocurriera favorecer al “odiado” Villa Cubas. Estas cosas, hay que decirlas, muchas veces ocurren y a la vuelta del tiempo suelen traer problemas. Los barras villacubanos, por su lado, están convencidos de la entrega y alguna vez se les puede ocurrir “devolver gentilezas”. Esperamos que no sea ahora mismo -cuando juegue Policial- o en el futuro. El Estado, que pone plata en estos clubes, debe exigir que no haya vendeta. Si Policial hizo macanas, mejor será olvidarlo.