Apuntes del secretario

miércoles, 17 de abril de 2013 00:00
miércoles, 17 de abril de 2013 00:00

Se habla mucho de la interna radical y se tapa lo que los correligionarios denominan “la interna de la interna”. Esta tiene que ver estrictamente con Oscar Castillo y Eduardo Brizuela del Moral, enemigos irreconciliables del pasado y hoy aliados para tratar de mantener el poder que, con la sorpresiva derrota de marzo de 2011, se les escapó de las manos. Los estudiosos del radicalismo vernáculo dicen que la cada vez más extendida posibilidad de que Brizuela del Moral sea el candidato a diputado nacional forma parte del plan que urdió el senador Castillo, un estratega de probada habilidad. Siguiendo esta línea, el traslado al Congreso del “Gordo”, como le llaman casi todos -amigos y enemigos-, significaría el premio final de su carrera política y la capitulación para un eventual intento de volver a la gobernación en 2015. Es que en el Congreso, por dos años, debería sacar a relucir sus dotes políticas y se estima que allí estaría su gran fracaso. Es que nunca demostró habilidades legislativas y la falta del don de la retórica terminaría de hundirlo en el anonimato de una Cámara donde, en todos los temas, solamente resalta el brillo de cuatro o cinco figuras que llevan la voz cantante. En estos tópicos, por otra parte, no hace falta ser demasiado intuitivo: Brizuela del Moral (por pedido de Fernando de la Rúa) fue senador nacional en el período 2001-2003 y prácticamente no se le recuerda una sola intervención relevante. Marita Colombo, que completaba la representación radical de Catamarca, era la única voz que, de vez en cuando, se escuchaba por aquellos tiempos.

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La preparación del posible candidato, aunque existan mínimas posibilidades, podría hacer variar la estrategia pensada por Castillo. Es que hay sectores del radicalismo que entienden que debería ser Ricardo Guzmán, quien sí es un hombre de leyes y conocedor profundo de los vericuetos legislativos. “Así como ellos promocionan la candidatura de Brizuela, nosotros vamos a pujar por la de Ricardo”, dicen algunos íntimos del último intendente radical de la Capital. Ésta sería, al menos hasta hoy, la única duda alrededor del dueño de la principal postulación que presentará la oposición. Desde los sectores contrarios al entente celeste-renovador, por otro lado, se hace hincapié en que los dos, al integrar la fórmula de 2011, vienen de perder y, resignadamente, piensan que se debería dar lugar a otra persona. Es cierto, pero las cosas son como son y la realidad indica que los mandamás de Chacabuco al 700 parcelaron el partido y se lo repartieron en partes iguales. O casi iguales. En ese acuerdo quedan en lontananza del pasado figuras que, en el Congreso de la Nación, dieron lustre al radicalismo catamarqueño, tal los casos de un José Alberto Furque, un Pedro Guillermo Villarroel y hasta un Horacio Pernasetti.

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Barrionuevo llegó, presentó en sociedad su sueño de ser diputado nacional y se fue. Aparte de dejar a su séquito como encargado del trabajo proselitista, también dejó dudas sobre los verdaderos motivos de su nueva incursión en busca de pescar una banca que, como chapa, le sirve demasiado para las múltiples actividades -políticas y sindicales- que lleva adelante en Buenos Aires. El tema es que le falta la gente y los dirigentes, porque “los 500 militantes” que se sentaron en los jardines de la Esmeralda, en Sumalao, son una entelequia. Nadie los conoce, ni se les conoce actividad . ¿O estuvieron allí para exhibirlos ante el presidenciable José Manuel de la Sota? Pero aún “con dirigencia a conseguir” o con ayudas “a escondidas” que le puedan brindar algunos amigos que conforman los gabinetes de conducción de Lucía Corpacci, son pocos los que imaginan una performance en la que logre cerca de 40.000 votos, aunque sea como tercero, para acceder a la banca. Cuando en 2005 llegó a esa cifra, recordemos, era el candidato oficial del peronismo. Hoy lo será de un partido nuevo que dio en llamar “Tercera Posición”.

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Pero si Barrionuevo no lograra la diputación, cerca suyo afirman que se puede cumplir el segundo objetivo, que sería colocar dos o tres diputados (los que fueran) en la Legislatura provincial. Eso se logra con 15 ó 20 mil votos y puede provocar un agudo dolor de cabeza dentro de la Casa de Gobierno. Es que si hoy la relación de fuerzas es difícil, ni imaginar lo que puede ser sin los aliados (Guzmán, Porta de Salas y hasta Alfredo Gómez) y, por si fuera poco, con una escisión peronista que pueda convertirse en árbitro de las acciones del gobierno kirchnerista. Por ello, hay quienes se frotan las manos pensando en las candidaturas provinciales que pueda digitar el gastronómico. ¿Serán acaso para la hermana Liliana, que viene de fracasar en el intento de 2011, o para Marcelo Rivera, que iría por su tercer mandato? La incógnita se develará muy pronto, pero la danza de las candidaturas ya provoca las más variadas contorsiones.

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El retorno barrionuevista a las luchas electorales ha movido a los medios de prensa locales, como ha ocurrido en otras oportunidades, pensando posiblemente en una chequera bien pesada, a buscar arreglos con el dirigente sindical. En ese marco, el primero que ha cerrado filas en su inveterada carrera de conseguir dinero a cualquier precio es La Unión, el diario que ha sido acusado de actos de corrupción nunca desmentidos y, por lo tanto, aceptados por la actual conducción editorial. El otrora prestigioso matutino, después de tantas idas y vueltas, no repara en “marcas o señales” a la hora de “manotear” arreglos que le permitan engrosar la billetera de algunos especialmente pícaros y, en este caso, no hacemos alusión a los periodistas sino a quienes les toca dirigir. Por ello (el diario) desarrolló mejor que nadie la venida y actividad de Luis y, de propias fuentes barrionuevistas, aseguraron que fue el primer arreglo que cerraron. Quedó sellado con una “operación” en contra del saadismo, dos días después del cónclave chacarero, por un eventual acercamiento al delasotismo. La Unión siguió el libreto de sus mandantes circunstanciales para desacreditar a los voceros saadistas y afirmar que únicamente Luis está a la par de quien ya consideran sucesor de Cristina en 2015. ¡Jugada arriesgada, si las hay!

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El activo asesor de gabinete, Fidel “Pocho” Sáenz, sería ungido en mayo próximo presidente del Club Defensores del Norte, la prestigiosa institución de la avenida Belgrano en la que, durante muchos años, cumpliera iguales funciones su padre, el exdiputado provincial del mismo nombre. De esta forma, son varios los dirigentes del oficialismo que han sido tentados y han aceptado cumplir responsabilidades en instituciones del deporte. De esta manera tenemos a Daniel Barros al frente de la Liga Catamarqueña, a Gustavo Saadi en San Lorenzo de Alem, a Edgardo Macedo en Vélez Sarsfield y ahora se sumará Sáenz a la divisa “albiverde”. También se habla que el vicegobernador Mera podría reclamar en algún momento en el prestigioso y centenario Atlético Sarmiento.

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. Como lo hacemos todas las semanas, finalizamos los “Apuntes del Secretario” con el recuerdo de hechos del pasado que, de alguna forma, pueden conectarse con la realidad. Veamos los de hoy.
Un día como hoy, 18 de abril del año 88, se lanza desde Catamarca la fórmula presidencial Menem- Duhalde para las elecciones presidenciales de 1989. El acto tuvo lugar en la sede de la CGT y estuvieron presentes los dirigentes gremiales a nivel nacional José Luis Barrionuevo y Dante Camaño (UTHGRA); Juan Manuel Palacios y Roberto Fernández (UTA) y Julio César Molinari (Asociación Bancaria), todos integrantes de la Comisión Sindical “Menem Presidente”. El acto contó con la asistencia de la dirigencia “cegetista” local encabezada por Pedro Armando Carrizo. Este hecho, para los que son jóvenes, puede dar dimensión de lo que representaba políticamente Catamarca en aquella época. No tan solo dirimió la candidatura presidencial entre Menem y Cafiero (Vicente Saadi los atendió a ambos en el mítico domicilio de calle República, hoy convertido en un geriátrico, y después inclinó el fiel de la balanza a favor del riojano), sino que producía el lanzamiento de la fórmula y, después del triunfo de julio de 1989, el festejo -con lo más granado de la dirigencia peronista a nivel país- se realizó en la provincia, con epicentro en la residencia gubernamental de Las Pirquitas.

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También en ese año 1988 había grandes problemas para el inicio de las clases, a raíz del reclamo de los docentes por mejoras salariales, tal como ocurre en nuestros días. Recién comenzaron el 20 de abril, es decir con casi 60 días de retraso, y no fue por un acuerdo entre las partes -gobierno y gremio-, sino por la implementación de la conciliación obligatoria a raíz de las medidas de fuerza que llevaba adelante la CTERA con el apoyo de la local ATECA.

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