Después de que Eduardo Brizuela (UCR) y José Luis Barrionuevo (Tercera Posición) abrieran el juego con candidaturas prácticamente seguras para las elecciones primarias de agosto, el tema electoral habría sido objeto de análisis dentro del oficialismo provincial y ya existen nombres de posibles candidatos a disputar las bancas que dejan en diciembre Mariana Veaute (radical disidente), Pedro Molas (radical puro) y Rubén Yazbek (Frente para la Victoria). A la pretensión de Jorge Moreno, que dimos a conocer desde estos Apuntes, se suman como alternativas los ministros Ángel Mercado (Producción), Francisco Gordillo (Gobierno) y Rubén Dusso (Obras Públicas) y el secretario de Deportes, Maximiliano Brumec, todos los cuales habrían sido medidos a través de encuestas. La mayoría de ellos son hombres de estricta confianza de la gobernadora, con lo que cuentan con la condición básica para tener aspiraciones. En el caso de Brumec, se pondera su despliegue en diferentes actividades deportivas y el haber conseguido partidos -los de la Copa Argentina- para poder utilizar el estadio Bicentenario, un monstruo costoso y de medidas desmesuradas que se construyó en la gestión anterior, y que prácticamente no tenía uso que se justificara.

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También tiene asidero el adelanto que diera a conocer el diario La Unión, en relación a la posibilidad de que el gobierno apele a candidaturas testimoniales para enfrentar la contingencia electoral. Esta chance de hacer campaña, figurar en el voto y después resolver la jura o no como legislador nacional (la empleó el kirchnerismo cuatro años atrás en la provincia de Buenos Aires) podría llevar a que sea la propia gobernadora la principal candidata del Frente para la Victoria. El tema no se considera un disparate porque Lucía es, por lejos, quien cuenta con la mejor imagen dentro del oficialismo. No solamente consiguió arrebatarle el poder a Brizuela del Moral desde el llano, sino que mucho antes, por ejemplo en la elección de senadores nacionales del año 2009, ya había logrado performances notables como conseguir más de 50.000 votos sin siquiera pegar un afiche. Sólo con hablar con la gente logró réditos electorales muy importantes y seguramente, sea candidata o no lo sea, repetirá la estrategia del contacto “mano a mano” para capturar las bancas, a favor del kirchnerismo, que se ponen en juego.

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Mariana Veaute, con motivo del tratamiento del proyecto de reforma judicial que se abordó ayer en el Congreso de la Nación, estuvo en el centro de la escena. Fue, como adelantó en forma exclusiva El Esquiú.com, incluida en una lista de doce diputados que armaron organizaciones sociales que trabajan para Clarín -ya no diario, sino opositor enconado del kirchnerismo- y para el macrismo, a los efectos de que voten en contra o no permitan la formación del quórum para sesionar. Ello determinó que jóvenes de la Juventud Radical interpelaran en el aeropuerto a la diputada y, aparte de publicar con la misma intención una solicitada sin cargo en El Ancasti, le pidieron “patear contra el gobierno de Cristina” a la hora del tratamiento de los proyectos. Nadie hubiera imaginado esta contingencia en 2009, cuando Mariana fue electa diputada nacional por la Unión Cívica Radical y el Frente Cívico, de los que se alejó en 2011 por haber pretendido -con legítimo derecho- cobrar honorarios por su trabajo de abogada a favor del partido de calle Chacabuco. Desde ese entonces acompañó casi todas las iniciativas kirchneristas y nadie descarta que pretenda seguir en la política acompañando al proyecto nacional que se iniciara en 2003.

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La avanzada de los jóvenes radicales no se puede impugnar como ejercicio de la democracia. Tienen derecho a hacerlo y más tratándose de Veaute, que nació en sus propias filas, pero de lo que no hablan es del funcionamiento actual de la justicia de Catamarca, objetada desde cualquier principio que tenga que ver con la ecuanimidad. Es que fue formada íntegramente por el partido, la UCR, que hoy reclama garantías, libertad e independencia para los jueces. ¿De qué independencia se puede hablar cuando militantes de la política fueron puestos como ministros de la Corte de Justicia y encima revistan como jubilados cuando la Constitución provincial prohíbe hacerlo en tal condición? ¿Qué garantías pueden existir en un estamento donde los empleados, también en un ciento por ciento, son amigos o familiares de los jueces y en la mayoría de los casos no pasaron por un concurso? Condenar la reforma puede ser loable si existen argumentos para hacerlo, cosa que no ocurre en nuestra tierra donde el Poder Judicial es monocolor y el Consejo de la Magistratura designó a jueces de acuerdo a los requerimientos del comité provincial.

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La prueba más evidente de nuestra referencia a la Justicia tiene que ver con la cantidad de causas que están dormidas y comprometen políticamente a la gestión anterior. Veamos algunas: pedidos de desafuero de legisladores denunciados que no fueron habilitados por los jueces; causas como la entrega de comida a los chanchos o el robo de más de 5 millones de pesos a través de fundaciones truchas que llevan años sin movimiento y, al parecer, nunca llegarán a juicio, como sí llegan aquellas en la que están involucrados los ladronzuelos baratos, los violadores con influencia cero o los estafadores sin apellidos notables. Para ese sector de la población es buena la Justicia de Catamarca: los castiga sin piedad. A los poderosos directamente los protege, como en el affaire de educación, un robo de otros cinco millones de pesos que ocurrió cuando Luis Varela Dalla Lasta era ministro y que llegó al juicio trece años después del hecho corrupto.

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La elección de los senadores en los 8 departamentos que les toca renovar las bancas (El Alto, Paclín, Tinogasta, Capayán, Santa María, La Paz, Ancasti y Antofagasta de la Sierra) es uno de los grandes atractivos de la elección de octubre. Se prevé un festival de reelecciones de gente que habita el Senado desde hace décadas, entre los que se destacan Ricardo Boggio, “Yayo” Agüero, “Gato” Luna, Miguel Arévalo o Luis Eduardo Rodríguez. De ellos, Agüero es casi una fija por su alta exposición pública -lógica, teniendo en cuenta que es uno de los voceros del bloque- con la cual hace su campaña y la desarrolla especialmente en El Ancasti, en cuyas páginas participa en cuanto debate se abre. Un calco de los Carrió, los De Narváez, los Macri en los programas del grupo Clarín.

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. Como ocurre habitualmente, finalizamos los Apuntes del día de la fecha con los recuerdos de hechos que sucedieron hace 25 años. Veamos los de hoy.
Un 25 de abril de 1988, los gobiernos de San Juan, La Rioja, San Luis y Catamarca presentaron en el Parlamento argentino un proyecto de ley alternativo de promoción industrial, el que mantenía y profundizaba el régimen de exenciones que duró hasta fines de 2012 para estimular el asentamiento de empresas en los pueblos del interior. “Si no existiera el actual régimen, las inversiones que se dedicaron a la radicación de industrias hubieran ido a parar al circuito financiero o a los bancos de Estados Unidos y Suiza”, afirmaron los gobiernos de la región al presentar un documento en la Casa de San Juan en la Capital Federal. Estuvieron presentes el gobernador anfitrión, Carlos Gómez Centurión, junto a Vicente Saadi, Adolfo Rodríguez Saá y Julio César Sánchez, secretario de Desarrollo Económico de La Rioja, en representación de Carlos Menem. Eran tiempos de luchas enconadas por mantener esta herramienta de promoción en las que tuvo protagonismo excluyente Vicente Saadi. El régimen cayó el 31 de diciembre de 2012, pero ya durante el mandato de Eduardo Brizuela del Moral, se comunicó desde la Casa Rosada el fin de ciclo para la promoción industrial.

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También en la segunda quincena de abril del 88, vino a Catamarca Fernando Alfonsín, hermano del expresidente Raúl Alfonsín y presidente alterno del Programa Alimentario Nacional (PAN). La visita tenía por objeto entregar fondos para los comedores escolares de SFVC y el interior de la provincia, adonde marcharía durante su estadía de tres días. En primer lugar, Alfonsín visitó al gobernador interino, Oscar Ramón Garbe, para posteriormente cumplir igual cometido con el intendente capitalino, José Guido Jalil. Debemos recordar que el exgobernador Vicente Saadi permanecía internado la mayor parte del tiempo en la Capital Federal por la enfermedad que, finalmente, iba a provocar su deceso en julio de 1988.