Hoy se cumple un año de la puesta en marcha de la empresa Energía Catamarca Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria (EC SAPEM). El acontecimiento fue celebrado en su momento como el punto final de una etapa donde el servicio llegó a los peores niveles de efectividad y obturó cualquier desarrollo provincial en materia industrial y de infraestructura. A partir de aquel 3 de abril de 2012, aun en medio de penurias económicas, es muchísimo lo que ha hecho y existen buenas noticias por lo que puede hacerse. Por empezar se normalizó en parte la provisión de energía con las centrales que aportó la Nación -El Pantanillo, INTA, La Gruta y Tinogasta- y se trabajó en no menos de seis barrios para normalizar la provisión del fluido y descolgar a los ilegales, que fue el primer pedido que realizó la gobernadora.

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También hubo acciones en el interior de la provincia. Se llevó energía a lugares virtualmente alejados de la civilización, como Antofalla (Antofagasta) y Las Papas (Tinogasta), cuyos habitantes jamás soñaron contar con el servicio. Pero, además, está asegurada para los próximos meses la inauguración de la línea San Martín-Catamarca, que se constituirá en un nuevo aporte al sistema y llegará junto con otra obra que la ciudadanía sabrá valorar: miles de conexiones de gas natural (incluyen al parque industrial), las que no se realizaban desde hace más de un lustro.

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Al recordar el primer año de EC SAPEM, hay que destacar que la de los servicios es la peor materia que pueden ofrecer los radicales a la ciudadanía. Es que fueron ellos los que privatizaron la energía, durante el gobierno de Arnoldo Castillo, y mantuvieron a la familia Taselli en los mandatos de Oscar Castillo y Eduardo Brizuela del Moral. Cuando éste terminó el mandato, la cosa no podía ser más complicada. Era caos y los Taselli habían iniciado juicio a la provincia por una intervención que todavía se discute en la Justicia y que le puede costar importantes dineros al Estado.