Editorial

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sábado, 6 de abril de 2013 00:00
sábado, 6 de abril de 2013 00:00

Si nos dieran a elegir, una gran mayoría optaría por no pasar por las situaciones adversas vividas o por vivir. Sin embargo frente a los padecimientos inevitables, muchos salen fortalecidos en su temple, en sus objetivos, en su afán de progreso. El dolor enseña.
En teoría nos imaginamos ser capaces de actos de arrojo y valentía para defender nuestros ideales o a personas que amamos, pero sólo sabremos si en verdad lo somos, cuando tengamos oportunidad de demostrarlo. Así, en las situaciones límites es cuando podremos conocernos y conocer a los demás.
Las escenas que nos muestra la televisión nacional estos días son desgarradoras. Las inundaciones en la ciudad Capital del país y en grandes áreas de la provincia de Buenos Aires causaron decenas de muertos, provocaron enfermedades y despojaron de bienes a miles y miles de familias. Por varias jornadas esas familias se encontraron en medio de las aguas, sin ropas, sin alimentos, sin energía eléctrica y con un porvenir incierto. Se les dijo que recibirán subsidios, que se les eximirá de impuestos, que se les ayudará, pero por experiencia sabemos que la burocracia no favorece la eficaz resolución de problemas, pues los que menos necesitan suelen encontrar vías rápidas para sus gestiones, no así los más postergados.
En medio de la desolación, aparecieron las dos caras de la tragedia: la de la solidaridad y la de la ruindad.
Con gran celeridad se pusieron en marcha mecanismos de socorro en todo el país, a través de organizaciones políticas, sociales, eclesiales, entre otras. Remedios, ropa, comida y otros elementos se van reuniendo para hacerles llegar a los inundados. Lamentablemente aparecieron también los tramposos que quisieron sacar mezquino provecho de estas circunstancias. Pero la adversidad alienta la esperanza, porque prevalecen la generosidad y la capacidad de superación.
Este infortunio permitió unir esfuerzos, dejando de lado las diferencias, para trabajar mancomunadamente por una gran causa.

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