En nuestro tiempo de redes sociales y comunicaciones por videoconferencias, es necesario hacer un esfuerzo mental para imaginar cómo era la toma de decisiones en el período colonial. Desde la llegada de los españoles a estas tierras, la organización política y social dependía de lo que el rey de España ordenara, pero la distancia y lentitud de las comunicaciones requirieron que se desarrollaran formas de gobierno para ir resolviendo realidades que se iban planteando. Para decidir cuestiones relevantes como situaciones de emergencia, se convocaba no a todo el pueblo, sino a los vecinos considerados “más importantes”, para consultarlos. Aunque era una convocatoria selectiva, tenía visos democráticos. A esta práctica se la llamó Cabildo Abierto.
Ese aspecto democrático fue mayor en tiempos de las guerras por la Independencia, ya que se convirtieron en algo que podríamos asociarlo a lo que hoy son las redes sociales. Aunque la convocatoria seguía siendo selectiva, todos cuantos tenían ideas por las cuales creían que había que luchar –independistas o no- pugnaron por hacerse escuchar.
En 1808, Napoleón Bonaparte obligó a Fernando VII a que renunciase a la Corona española. Napoleón nombró a su hermano, que reinaría en España como José I hasta 1813. Esta situación fue propicia para que los independistas lucharan por la emancipación, pues no se le debía lealtad a José Bonaparte. Así, hace 203 años, el 22 de mayo de 1810, presionado por los criollos liderados por Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano, y sin contar con el apoyo de las milicias, el virrey Cisneros tuvo que convocar a un Cabildo Abierto. Fueron los comienzos de la emancipación y, luego, de la independencia argentina.
Pero la aristocracia criolla fue debilitando a los Cabildos Abiertos, evidenciando que esas conquistas no son de una vez y para siempre.
Enseñados por la historia, aprendimos que la lucha es de cada día, con ideas y participación, para crecer en derechos y democracia.