Columna política

jueves, 23 de mayo de 2013 00:00
jueves, 23 de mayo de 2013 00:00

El juez correccional Nº 2, Luis Mario Varela, acusó recibo de una de las columnas de El Esquiú.com en las que se pusieron de manifiesto aspectos cuestionables de la administración de Justicia en la Provincia. Y mediante una extensa nota que publicamos de “pe a pa” en la edición de ayer, terminó por reafirmar las incongruencias que existen a la hora de administrar Justicia en Catamarca, situación que para nada se limita a los estrados correccionales. Pero la responsabilidad de los accidentes de tránsito que dejan como saldo la muerte de personas, es un tema que cala hondo en la sensibilidad social y que desnuda con mayor obscenidad esas incoherencias.
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Respetuoso de la opinión periodística, el magistrado expuso las razones por las que en la mayoría de los casos -nunca desde las editoriales de El Esquiú.com se afirmó categóricamente que fueran todos- los imputados que matan personas sin intención y pasan por su tribunal, terminan libres, más allá de conductas altamente reprochables, como conducir alcoholizado y sin respetar las leyes de tránsito. Se basa en dos argumentos: si no hay culpa grave, no puede haber prisión; y si no lo pide la Fiscalía, tampoco. Se defiende también del apelativo de “juez benévolo” al señalar que hubo cuatro casos en los que sí aplicó pena privativa de la libertad.
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En esa línea asegura que la fiscal Olga Pereyra, durante todo el año 2012 pidió penas excarcelables para esos delitos. Pero nada dice de la larga lista de penas solicitadas por más de tres años de prisión que nunca acompañó. Entenderá el juez en su criterio que beber alcohol más allá de los límites de la responsabilidad, conducir en exceso de velocidad y acabar con la vida de dos personas no representa “culpa grave”; mucho menos si quien lo hace no se detiene a auxiliar a las víctimas. Y si luego no expresa el más mínimo remordimiento, tampoco es para tanto. Un caso así, que marcó una bisagra en la justicia local y sobre el que huelga poner nombres, juzgó Varela y le pidieron, como en muchos otros casos, penas efectivas, que jamás acompañó y que olvidó mencionar.

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