Las poco felices e inoportunas manifestaciones del Jefe de Policía, Juan Palomeque, que lisa y llanamente amenazó al senador nacional Oscar Castillo con revelar imágenes comprometedoras le han dejado servido el plato a la oposición y sus escribas para continuar en la escalada de acusaciones vacías, hechas sólo a un micrófono y que el único fin que persiguen es el de buscar titulares rimbombantes. Ya que ningún noble propósito puede emanar de las fantasiosas denuncias hechas a boca de jarro sobre el narcotráfico y los supuestos espías sin aportar ningún elemento serio de prueba. Apoyarse en las afirmaciones del comisario Palomeque para tratar de imbuirlas de contenido, es revolcarse en el mismo barro de la irresponsabilidad maliciosa.

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Castillo quedó off side cuando El Esquiú.com publicó en exclusiva las fotos en las que aparece abrazado con Ariel Alanís después de que durante seis meses lo acusara, ante cualquier micrófono que se le cruzara, de ser poco menos que el Pablo Escobar Gaviria de Catamarca, que contaba con la protección del ministro de gobierno Francisco Gordillo. Tanto que la primera reacción fue tratar de redoblar la apuesta afirmando que la publicación de esas fotos probaban un vínculo entre Palomeque y Alanís, cuando en realidad –y bien lo sabe Oscar Castillo- estas imágenes comenzaron a circular entre afiliados radicales de Tinogasta, donde recordaban muy bien el pasado del ahora prófugo y que reniegan de la conducción partidaria que ejerce el exgobernador.

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Palomeque, mientras tanto, se llamó –o lo llamaron- al silencio sin detallar si las fotografías que llegaron a su poder eran las mismas que publicó este diario. Aunque sabemos que es así, es poco saludable que no se aclare esta situación porque hay quienes todavía insisten en que el jefe de la Policía hizo lo mismo que Oscar Castillo, aunque con la gravedad que le ofreció un flanco que la oposición no va a dejar pasar.