Lo ocurrido el pasado lunes en la ciudad de Recreo es el efecto de una política que intenta establecer la actual gestión de la empresa Energía Catamarca SAPEM, y es que (aunque suene obvio y absurdo al mismo tiempo) los usuarios paguen la energía que consumen. Parece ilógico tener que afirmar, o reafirmar que la empresa encargada de mantener y proveer el servicio de energía tiene que cobrar a los usuarios por lo que consumen, más en una provincia en donde a nadie le son ajenos los problemas que hay históricamente con los servicios -y que son cada vez menos a partir de la implementación de estas acciones-.
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En la localidad lapaceña ocurría que mucha gente tenía un consumo de energía que no pagaba. Ya sea porque estaban alterados los medidores o porque nadie se preocupaba en realizar las lecturas periódicamente y se calculaba a ojo cuánto cobrar y a quién cobrar. Esto último, además, permitía un manejo espurio de la facturación de energía, en donde las amistades y hasta las influencias políticas podían significar pagar más o menos energía. En este anárquico sistema -que se extendía en toda la provincia y principalmente en el interior donde los controles tienen a relajarse mucho más- el resultado fue un sistema viciado, desinversión y descontrol absoluto.
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Desde el primer día de la gestión, el tema de los servicios públicos fue puesto como prioritario en la agenda del Gobierno, y ello se vio reflejado en las obras impulsadas para mejorar e incrementar la distribución hacia los usuarios, al mismo tiempo que impulsar un fuerte trabajo de saneamiento, renovación de medidores y adecuar la facturación a lo que se consume en realidad. En este sentido, en los últimos meses fue prácticamente inédita la cantidad de denuncias por sustracción de energía.
De todas formas, más allá de las irregularidades detectadas en Recreo, se ofrecieron planes de pago y en casos puntuales, bonificaciones. Ya que lo que prevalece es que los usuarios estén conectados legalmente.