Alejados de quienes fueron sus compañeros de ruta durante muchos años -los Autoconvocados-, profesionales de la salud pública que integran la entidad denominada Asprosca se convirtieron en los hechos en un grupo de oposición política, que aprovecha históricas carencias del sistema para disparar cuestionamientos de todo tipo contra la gestión que encabeza Lucía Corpacci. Aunque los reclamos sectoriales son en su mayoría legítimos, y han ido teniendo respuesta oficial en la medida en que fue posible, no hay semana en que no se produzca una marcha o un “quite de colaboración” que termina afectando a los pacientes de hospitales y postas que no cuentan con obra social y deben estar a las cinco de la mañana para sacar un número, sin recibir atención alguna.

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Durante la marcha del miércoles último, este clima confrontativo llegó a un paroxismo. Entre los líderes de la movilización (que se hizo en pleno horario de trabajo, sin que se haya tomado algún tipo de medida disciplinaria) había dirigentes claramente identificados con el radicalismo, como el exsenador de Andalgalá por el Frente Cívico, Mario Scaltritti. Alguien recordó que, cuando eran gobierno, se llegó a deber hasta cuatro meses de guardias médicas, sin que a Scaltritti se lo haya visto siquiera preocupado por el tema. Además, la siempre dispuesta Graciela Juri, quien en cualquier espacio mediático apunta duramente contra la Provincia y la Nación, no dudó en parodiar a la Presidenta, en una actuación que fue considerada poco menos que lamentable por la ministra del área, Noemí Villagra.

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Fue necesario que intervenga la Dirección de Inspección Laboral con una conciliación, para “obligar” a los profesionales a cumplir con la tarea para la cual se les paga religiosamente el sueldo. No obstante, las autoridades de la cartera sanitaria siguen sin tomar acciones con estos empleados que vulneran garantías mínimas en perjuicio de la gente más humilde.