El Esquiú

Columna política

lunes, 17 de junio de 2013 00:00
lunes, 17 de junio de 2013 00:00

En el marco de los proyectos de “democratización” de distintos ámbitos de la vida ciudadana -los medios, la Justicia, las fuerzas armadas y policiales- que impulsó el kirchnerismo con el propósito de hacerlos más modernos y adaptados a la circunstancia histórica, a nivel local se propuso intervenir también en el tema educativo, que arrastra incontables falencias desde hace años. Es en ese contexto que la gestión de Lucía Corpacci, de la mano del ministro José “Chino” Ariza, decidió reformular las Juntas de Clasificación, de donde dependen listados de mérito y otras cuestiones relacionadas a la opción de los cargos docentes.

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Ejes de polémica y de cuestionamientos durante años, la actuación de estas Juntas no fue del todo transparente y por eso se consideró que era necesario cambiar la manera en que son constituidas, incorporando a los gremios del sector y ampliando el número de maestros habilitados para votar. Solo como dato, de 1.300 docentes titulares que antes participaban de la elección de los miembros de las Juntas, pasarán ahora a casi 10.000, lo que también significa la normalización de la situación de muchos agentes que estuvieron durante años en cargos suplentes e interinos.

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Con respecto al papel protagónico que tendrán los sindicatos en el armado de las Juntas, la subsecretaria de Gestión Educativa, Claudia Bolomo, destacó la apertura que promueve el gobierno y señaló que “desde el ministerio siempre damos participación a los gremios, y no hacemos como las gestiones anteriores que imponían”. Aquí reside una de las improntas que Ariza dio a la relación de la cartera educativa con los representantes docentes, abriendo el juego para que se involucren plenamente en cuestiones que atañen a sus afiliados. Una disposición bastante diferente a la que exhibió durante algo más de un año la anterior titular de la cartera, María Julia Acosta.

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