Tal como había reconocido un encumbrado dirigente boinablanca, la fallida interpelación de los senadores del Frente Cívico al ministro de Gobierno, Francisco Gordillo, le quitó -por ahora- fuerza al discurso de campaña sobre el tema de la inseguridad, uno de los ejes que se había elegido para atacar la gestión de Lucía Corpacci, aunque muchos de los problemas actuales son consecuencia de la falta de políticas activas de los gobiernos radicales para combatirla. Así es que tuvieron que buscar nueva materia y el campo elegido fue el de Salud, en donde se mantiene un foco de conflicto con los trabajadores que fue cuestionado por la propia gobernadora, quien pidió el viernes “más compromiso” a sus colegas médicos y aseguró que su administración había hecho “más en un año y medio que lo que se hizo en los últimos ocho”.

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Fue en Mutquín, con la excusa de la inauguración de una sede del FCyS, que el primer postulante del oficialismo partidario para las PASO, Eduardo Brizuela del Moral, descargó una serie de críticas contra la mandataria por su gestión en esta área y detalló obras de su gobierno como la Maternidad Provincial, postas sanitarias y el exHumaraya, al cual dijo no haber inaugurado “por estúpido”. También aseguró que hubo unos 1.800 nombramientos en el sistema, por lo que, según consideró, no debería haber inconvenientes para garantizar la atención.

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La cuestión es que esos mismos edificios que Brizuela ennumeró son flancos débiles de su gestión. Por poner un ejemplo, en la Maternidad no se nombró el recurso humano adecuado y hay faltantes de especialidades críticas que recién ahora se están corrigiendo. Lo mismo sucede con el centro para adictos, que a pesar de los múltiples recursos que tenía y lo necesario por los niveles de consumo de droga, no pudo concluir. Tema aparte es la falta de equipamiento y problemas estructurales, como el de las guardias médicas, que heredó al peronismo.