La nueva visita de Mauricio Macri a San Fernando del Valle ratificó, una vez más, el pacto con el castillismo que denunció hacia fines de 2012, en forma exclusiva, El Esquiú.com. El jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires pisó suelo catamarqueño, por segunda vez en menos de 9 meses, en la gélida tarde del viernes y se mostró en la Fiesta Nacional del Poncho flanqueado por el senador Castillo y el exgobernador Brizuela del Moral. Vino exclusivamente para eso (la inauguración de una sede PRO fue apenas un agregado): a sacarse la foto que tiene que ver con su hipotética campaña presidencial del año 2015. La “pata radical” de su proyecto en Catamarca tendrá presencia visible con los nombrados anteriormente y el exintendente de la Capital, Ricardo Guzmán, que podría convertirse en el preferido suyo. El tercer integrante de este pacto, aunque tenga vuelo propio, es Luis Barrionuevo, que marca claramente diferencias con sus comprovincianos radicales. Él juega de “igual a igual” con el ex-presidente de Boca, en tanto que la dupla Castillo-Brizuela tiene que hacerle la corte para poder contar con una terminal nacional.

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A esta altura, se imponen preguntas obligadas. ¿Cómo es la relación entre Macri y el radicalismo lugareño? ¿El se somete al “proyecto Catamarca” o la Unión Cívica Radical se ha subsumido dentro del PRO? Todos los indicadores llevan a pensar en la segunda opción, esto es, que el distrito local del centenario Partido ha decidido jugar de esta forma como salida a la crisis que originó la pérdida del gobierno hace dos años y medio atrás. Las cuestiones formales fueron salvadas durante la última Convención cuando se autorizó la alianza, aunque quizá los convencionales no se imaginaron que el acuerdo significaba entregar la sigla al macrismo que, con aportes materiales de distinta naturaleza, puede ayudar en esta coyuntura, pero dudamos que lo haga en términos electorales. Son muchos los radicales (anótenlo a José “Chichí” Sosa, que levanta un discurso anti Macri), aún despojados de férreas ideologías, que no se bancan una figura a la que consideran emparentada con los grupos económicos que llevaron al caos del país en el año 2001. Pero como Castillo y Brizuela del Moral, aunque se digan radicales hasta la médula de los huesos, se han convertido en símbolos del pragmatismo, todo resulta posible. No olvidemos que el hijo de don Arnoldo tejió acuerdos memorables -minería, servicios públicos, movimientos financieros, etc- con el menemismo y el último gobernador se fue al otro extremo, arreglando las elecciones de 2003 y 2007 con el kirchnerismo, al que tanto odia en la actualidad. ¿ A quién le puede extrañar, con estos antecedentes, que ahora le hayan entregado la UCR a Mauricio Macri? Duro, pero patético.

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Cuando hablamos de la “crisis”, de ninguna forma menospreciamos la base electoral que tuvo y tiene la UCR. El problema pasa por sus permanentes contradicciones. Por ejemplo, la diputada Marita Colombo insiste y se muestra preocupada por la deuda que tendría la empresa de energía con CAMMESA, la compañía administradora del mercado eléctrico. Cada vez que habla de ella (la deuda) le aumenta algunos millones, sin tener en cuenta que muchas son las provincias que tienen una situación similar y, por lo tanto, están capacitadas para solicitar quitas o movilizar moratorias de distinta índole. Sin embargo, la cuestión fundamental es netamente política. Después de la privatización llevada adelante por el castillismo y la actuación de EDECAT, no hay autoridad moral para criticar en esta materia, porque todo se vuelve en contra. ¿O pensará la guapa diputada piedrablanqueña que los catamarqueños han olvidado el suplicio que fue la EDECAT? En más, Marita tiene derecho a solicitar los informes y sería bueno que el gobierno se los otorgue, recordándole inclusive cómo recibió los servicios el 10 de diciembre de 2011.
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Más de una queja llega desde Antofagasta de la Sierra por el comportamiento del juez de paz, Raúl Riales, un maestro de grado de jornada completa que, al parecer, ha mezclado las funciones. Como en el campo docente, según afirman voces puneñas, tiene vacaciones durante el período mayo-septiembre, las acopló para su tarea de juez, lo cual deja huérfana a la población para los trámites legales. Si las cosas son efectivamente así, correspondería rever la situación o aclarar cómo se va a solucionar su ausencia como autoridad judicial. En el campo de la política, indirectamente, el más perjudicado es el senador Luis Eduardo Rodríguez, quien buscaría en octubre su “recontrareelección” (fue electo en 2001, 2005 y 2009, después de haber sido intendente) y tendría costos por haber alentado el nombramiento de Riales, con el que tendría algún parentesco.

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Al postulante José Luís Barrionuevo, de la Tercera Posición, se lo pudo ver en los últimos días en cada esquina y cada recodo de la ciudad. Es que su figura está en los afiches, de distintos tamaños y colores, que se estampan por todos lados. Aparte del trabajo proselitista y de traer a figuras como Redrado, el dirigente gastronómico ya se habría asegurado -contratación mediante- los mejores lugares para mostrar su imagen en los distintos pueblos de la provincia. Por lo pronto, este viernes estuvo de recorrida por Icaño (La Paz) y en las semanas venideras llegaría al Oeste. Su obsesión por ser diputado en 2013 y posible candidato a gobernador en 2015, dicen sus colaboradores más cercanos, no se detiene.

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El receso invernal de la Cámara de Diputados levantó críticas por doquier. Nadie entiende, ni aún en campaña política, cómo los representantes del pueblo manejan sus tiempos. A los cinco meses de vacaciones que disponen desde diciembre a mayo, como si fueran empleados comunes, ahora le suman el receso invernal. A ello hay que sumar los pedidos de licencia que realizan en el período ordinario de sesiones, con lo cual se llega a conclusiones lamentables. ¡De trabajar, ni hablar! ¡Cómo no van a querer reelectos si ser diputado o senador es la mejor tarea del mundo!

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. El final de los Apuntes de día domingo, como siempre, repasa hechos políticos de hace 25 años atrás.
Un 19 de julio de 1988, el entonces candidato presidencial Carlos Saúl Menem pide a la cúpula de la CGT el alineamiento con la fórmula que compartía con Eduardo Duhalde, a los efectos de reforzar sus posibilidades electorales en las elecciones del año 1989. A los pocos días, el riojano desmiente que tenga controversias con quien era el líder indiscutido del movimiento obrero, el extinto Saúl Ubaldini, quien le hizo a Raúl Alfonsín nada menos que 13 paros nacionales en el período 1983-1989. De hecho, estas aclaraciones no eran casuales. Una vez que logró el triunfo y llegó a la presidencia, Carlos Menem prácticamente se enfrentó con Ubaldini, cuyos movimientos a favor de los trabajadores cesaron de manera abrupta y, aparte, surgieron nuevas expresiones sindicales, una de las cuales tenía como protagonista excluyente al catamarqueño José Luis Barrionuevo, quien en estos días está en campaña para ser diputado nacional.

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También en julio de 1988 seguía la ebullición en Catamarca por las elecciones que, el 7 de agosto, debían determinar 51 convencionales constituyentes y 10 suplentes para reformar la Carta Magna provincial. Primero la UCR y después el Movimiento Popular Catamarqueño (MPC) anunciaron la abstención, con el claro propósito de dejar en soledad al Justicialismo. Esta situación iba a originar, finalmente, que en aquellos comicios se presentara una lista única que la encabezó Ramón Saadi, quien ejercía en esos momentos como senador de la Nación. En esa lista se iban a incluir varios radicales que no estaban de acuerdo con la postura abstencionista del castillismo, dirigentes sociales y de la Iglesia Católica. Se sumaban así a los seis legisladores que, en el mes de junio, acompañaron con su voto a sus pares peronistas para determinar la necesidad de la reforma que, por corto tiempo, iba a devolver a Ramón al Sillón de Avellaneda y Tula. Recordemos que el gobernador Vicente Saadi había muerto y ejercía como gobernador interino el recreíno Oscar Ramón Garbe.