En el análisis del desempeño electoral del oficialismo en el interior catamarqueño, en donde consolidó su presencia territorial, sobresale la performance obtenida en Andalgalá. Allí, el candidato del FPV, Néstor “Chicho” Tomassi, consiguió alzarse con 4.898 votos (el 51,52%) contra 2.584 (27,18%) del Frente Cívico, de los cuales 526 correspondían al espacio liderado por “Chichí” Sosa. Con esos números, el kirchnerismo no sólo se impuso a la oposición radical y al F3P de Luis Barrionuevo (1.190 votos), sino también a las expresiones de izquierda, Polo Obrero y MST, que en un distrito con fuerte militancia ambientalista fueron opción para apenas 600 personas. Más allá del trabajo desplegado por dirigentes como José Perea y Adán González, en el gobierno leyeron el resultado como un aval a las acciones que la gestión de Lucía Corpacci viene realizando para superar los conflictos sobre el tema minero, que enfrentaron a la comunidad y terminaron con la recordada pueblada de febrero de 2010.

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Lejos de la prescindencia de la administración brizuelista que significó una escalada en el enfrentamiento entre los “pro” y los “anti” el gobierno actual, de la mano del ministro Ángel Mercado, se abocó a recomponer vínculos con distintos sectores y, desde lo comunicacional, a informar sobre la actividad y hacer conocer sus planes, entre los cuales figuró la clarificación del uso de las regalías. La paciente tarea ha dado frutos y casi no se escuchan los viejos cuestionamientos. El 9 de julio pasado, en los actos andalgalenses por el Día de la Independencia, muchos se sorprendieron porque hubo en el desfile una participación popular no vista en años. Algo había cambiado.

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Con este escenario, el oficialismo espera que el próximo gran proyecto que se podría instalar en la zona -Agua Rica- cuente con legitimidad suficiente y no corra la suerte que tuvo Alumbrera en la consideración social.