Cuando el radicalismo perdió el timón de la provincia, dijimos que corría peligro la unidad partidaria. Pocos se bancaban en aquella época que Brizuela del Moral, por decisión propia, haya intentado una re-reelección que no tenía el consenso de la sociedad. Después de eso, nos cansamos de repetir que la falta de autocrítica, que dura hasta nuestros días, iba a derivar en posiciones irreconciliables entre distintos sectores. Cuando Castillo retomó de hecho la conducción partidaria, en compañía del propio Brizuela, y cerró toda posibilidad de dar internas para cargos electivos, concluimos que las chances de unidad eran prácticamente nulas. Fue cuando el diputado Giné, como vocero del castillismo, dijo a los cuatro vientos “el que no esté de acuerdo, debe buscar otro espacio político”. Tiempo después se llamó a internas partidarias pero, previamente, se modificó la Carta Orgánica para impedir que cualquiera de las líneas pudiera armar algo y, de esta manera, se consagró una lista única que incluía autoridades del comité provincial, de los comités de departamento y la totalidad de los convencionales. Desde lo legal, todo fue impecable, pero faltaba la legitimidad que, en democracia, es requisito básico. La lista que armó el diputado José “Chichí” Sosa fue borrada de un plumazo por la Junta Electoral que respondía al binomio Castillo-Brizuela.

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En los primeros meses de 2013 se realizó una reunión en Andalgalá, donde ofició de anfitrión el intendente Alejandro Páez. Allí volvió a proclamarse la unidad de la UCR. Lo hicieron los mismos de siempre, más Páez, que entonces coqueteaba con “Chichí” Sosa en la Corriente Progresista Radical. Cuando llegó el momento de elegir los candidatos para las primarias nacionales, se anunció la creación de un nuevo Frente Cívico en el que se incluía al PRO de Mauricio Macri y algunos sectores relacionados con el peronismo y el sindicalismo, personificados en los nombres de Myriam Juárez (compañera de fórmula de Brizuela del Moral en las PASO) y Hugo Melo. Por supuesto, tampoco hubo debate o consulta con el conjunto del Partido. Fueron decisiones “que no se discuten” y punto. Así, con este panorama, se llegó a la convención del sábado pasado cuando, como se preveía, los convencionales cerraron definitivamente las puertas a cualquier tipo de internas y resolvieron que las candidaturas provinciales se designarán “a dedo”, a través de mesas chicas que, como es de esperar, serán manejadas por los fieles a la conducción.

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A las pocas horas de la sesión de convencionales, ya con argumentos que justifican conductas de escisión, surgieron las malas noticias para el radicalismo. El diputado Alfredo Gómez (MIRA), un díscolo de la conducción castillista-brizuelista que viene pidiendo internas desde hace años, anunció que irá con lista propia a las provinciales del 27 de octubre. Lo hará con nombres que supieron formar parte del Frente Cívico, de la UCR y algunos extrapartidarios que están en desacuerdo con la falta de democracia interna de la UCR. Aparte, podría nutrirse de alguna dirigencia hoy oficialista, pero que podría pasar a filas enemigas si no le toca algo en la repartija que harán los caciques partidarios.

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Aparte de Alfredo Gómez, es una incógnita lo que puede hacer José Antonio “Chichí” Sosa, quien con 6.000 votos permitió que la cuenta del Frente Cívico fuera superior a la de Néstor Tomassi (FPV), vencedor del “mano a mano” con el exgobernador Brizuela. También diputado, Sosa ha guardado hasta aquí gran coherencia. Pidió internas, no le dieron; fue a disputar la conducción partidaria con lista propia y se la bocharon; participó de las PASO porque eran precisamente internas (las que el reclamaba para el ámbito provincial) y logró una cosecha que lo coloca como referente indiscutido. Sin embargo, el sábado le volvieron a dar la espalda con el verso de que “el que pierde acompaña”. Por allí le ofrecen la reelección, algo francamente difícil pero no imposible, y se resuelve el problema o “Chichí” se mantiene en su postura inalterable. Aparte que, yendo por fuera y con 6.000 votos en el bolsillo, tendría chances de mantener la banca sin necesidad de deberle favores a nadie. Y nadie podría decirle nada. Es que hizo todo dentro de la UCR… y no le dieron bolilla.

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La confección de las listas dentro del radicalismo no dará demasiado margen para dejar conforme a todos los sectores. Ya hay “números puestos” de los aspirantes a diputado. En este orden, se podría nombrar a Ricardo Guzmán (sería cabeza de lista), Simón Hernández (Movilización), Hugo Melo (peronismo) y Gustavo Jalile (vencedor en la elección de Valle Viejo). Con eso sólo estarían quedando 4 o 5 lugares expectables y los aspirantes son demasiados, entre los que se cuentan aquellos que pretenden la reelección como Marita Colombo, Silvina Acevedo, Rubén Herrera, Ricardo del Pino, Miguel Vázquez Sastre o Silvina Tello. Si le sumamos los que están afuera, como Olga Santillán y el exministro Silva, o los senadores (Yayo Agüero, Víctor Luna, Ricardo Boggio, Luis Rodríguez, Bernardo Quintar, etc.), nadie asegura tranquilidad a la hora de elegir la representación radical. Hasta puede haber encontronazos entre castillistas y brizuelistas. Otro tema “picante” tiene que ver con la plata que se necesita para la campaña. Algunas voces que se escucharon el sábado en la Convención hicieron alusión a que los pretendientes tienen que aportar, algo que no habría ocurrido con la candidatura a diputado nacional de Brizuela del Moral. El exmandatario se habría negado terminantemente a “meter la mano en el bolsillo”. “Puso los votos”, dijeron desde su entorno.

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Si los problemas a resolver dentro de los comandos radicales son varios, hay que sumarle uno que viene de afuera. Se trata de la alianza con Mauricio Macri, que se hizo pensando que el expresidente de Boca sería uno de los presidenciales. Esa posibilidad, con la magra elección que hizo el PRO en la Capital Federal, prácticamente ha desaparecido. “No habrá 2015 para Mauricio” se repitió toda la semana en los cenáculos porteños. Es que perdió muchos votos en el único distrito donde tiene alguna fortaleza. En la provincia de Buenos Aires no hizo pie y los réditos se los llevó Sergio Massa; en Santa Fe retrocedió ostensiblemente con la producción de Del Sel y, en Córdoba, apenas logró el 10% con la candidatura de “La Coneja” Baldazzi. En el resto del país no tiene fuerza, con lo cual el arreglo de Catamarca es, hoy por hoy, un detalle menor. Aparte, su principal figura, Gabriela Michetti, está enfrentada con la mayoría de la dirigencia, por lo que no sería extraño que Macri termine apoyando, aunque sea indirectamente, al kirchnerismo. De hecho, en la Legislatura porteña, kirchneristas y macristas vienen votando juntos en la mayoría de los proyectos. Las peleas, al parecer, son una puesta en escena para la televisión.

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RECUERDOS HACIA EL PRESENTE. Como hacemos habitualmente, finalizamos los “Apuntes” con el repaso de hechos políticos que sucedieron en el pasado.
En pleno funcionamiento de la convención que iba a reformar la Constitución Provincial, el diputado José María Sciurano resuelve donar la dieta a APANE, la tradicional institución educativa que, hasta el día de hoy, atiende a los chicos diferentes. Sciurano era un reconocido abogado que, en nombre de la Iglesia de Catamarca, junto a Elsa Gómez y Pedro Rodolfo Casas, había sido convocado por el saadismo a formar parte de la lista de convencionales constituyentes. Tiempo después fue designado por el Obispado de Catamarca director del diario La Unión.

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En agosto de 1988, asimismo, se conoce que la comisión de Acuerdos de la Cámara de Senadores de la Nación aprobó el pliego del doctor Guillermo Rosales como embajador argentino en Libia, el país africano que supo dirigir con mano de hierro Mohamar Kadaffi. Eran los tiempos dorados del saadismo, que tenía gran poder e influencia a nivel nacional y se daba el lujo de nombrar jueces, embajadores o provocar el ascenso de los militares. Rosales, esposo de la diputada provincial Graciela Andreotti, se iba a trasladar tiempo después a Trípoli, la capital libia, donde iba a permanecer por espacio de varios años.